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miércoles, 9 de marzo de 2022

Alfredo Uriarte

 Alfredo Uriarte Ruiz de Arbulo


Miembro de Amalur Natur Elkartea, asociación nacida para promover, alentar y asegurar la conservación de la fauna y flora.


Gracias a los árboles se ve el bosque

"El hombre que plantaba árboles" de Jean Giono habla de un pastor solitario y apacible al que conoció en un paseo y cuya actividad, aparte de cuidar ovejas, era, sobre todo, plantar árboles. Sólo, sin más apoyo que sus propias fuerzas físicas y morales, con una tenacidad a prueba de bombas, consiguió, al cabo de unos 30 años, cambiar por completo la fisonomía del paisaje y dar vida forestal a lo que antes era un erial.

No se trata de ningún relato de ficción, si no de la historia real de una persona E. Bouffler que murió plácidamente en 1947 en un hospicio sin esperar más gloria que el placer de haber visto crecer a lo largo de muchos años todos aquellos árboles que el plantaba pausadamente.

Durante algún tiempo muchas personas de la localidad, en su propia ceguera, pensaron que el bosque nacía por generación espontánea y llegaron incluso a estudiar el caso como algo extraordinario.

El resurgir de la masa forestal hizo que las condiciones de vida  cambiaron en la región y que se convirtiera en un espacio de prosperidad para sus habitantes.
 
Mucho tiempo después, en otro continente, Africa, Wangari Maathai constató que las necesidades imperiosas de ingresos, energía, comida, agua y leña de la gente sencilla podía modificarse si cada cual en su pequeña parcela plantaba árboles y ayudaba a plantarlos en las tierras comunales.

Así lo hicieron y en poco tiempo – más o menos 30 años- y tras plantar muchos árboles las condiciones de 35.000 mujeres y de sus familias han mejorado notablemente.  Todo ha sucedido de forma muy sencilla, con gestos que parecían banales, Maathai fue premio Nobel de la Paz en el año 2004.

En Agurain tenemos a Alfredo Uriarte que año tras año con tesón y esfuerzo ha ido plantando  y repoblando árboles y arbustos en una Llanada que iba camino de la desforestación, cono talas y quemas indiscriminadas de todo tipo de matorral, setos y arbolado, por parte de una serie de personas e instituciones que es estaban desertizando nuestro entorno, Alfredo y sus colaboradores han trabajado para conseguir  recuperar algunos espacios tan significativos para nuestra zona como el Humedal de Pedroko, Galzar, repoblación de arbustos en zonas industriales, Nevera, etc..

Un denominador común: acciones libres de egoísmo, con una moral de servicio a algo que va mucho más allá de uno mismo y que no buscan la rentabilidad inmediata, pero la encuentran.

El abuelo de Galarreta

Por qué han destruido los setos de Agurain?

Vecinos advierten de "la degollina" desde el cementerio y en el casco urbano

Eva San Pedro E.S.P. - Lunes, 20 de Julio de 2015 -

AGURAIN

Vecinos de Agurain han dado la voz de alarma para denunciar "la destrucción" de setos que crecían en los márgenes de diferentes carreteras y viales de la localidad. "En el seto que bordeaba el tramo que une la carretera que desde el cementerio va hasta la antigua N1, frente al garbigune, la degollina ha sido completa, llevándose por delante no solo la vegetación que crecía en el margen de la carretera, sino la de la cuneta y todo el talud", advierte Alfredo Uriarte Ruiz de Arbulo, miembro de Amalur Natur Elkartea, asociación nacida para promover, alentar y asegurar la conservación de la fauna y flora, de los paisajes, de las aguas, de los suelos y de los demás recursos naturales de nuestro territorio.

Senda del Alto de La Nevera u Oriamendi donde se desarrollan plantaciones anuales en Agurain

A juicio de Uriarte, "la imagen que ofrece ahora este lado del camino a los numerosos paseantes habituales de la zona no puede ser más desoladora". Donde antes crecían los arbustos y plantas, "ahora tan sólo quedan los restos de plásticos y demás basura, ahora visible al haberse destruido toda la vegetación que la cubría". A esto hay que sumar además, según sus palabras, "el aspecto que ofrecen los tallos de los arbustos desmochados y desgarrados por la implacable máquina".

La denuncia realizada por los vecinos de Agurain incluye los trabajos realizados en la calle Urepel, que une el barrio de la Madura con el de La Magdalena, ya dentro del casco urbano. En ese punto, explica el ecologista, "el destrozo ha afectado a parte de la extraordinaria orla arbustiva que adornaba el talud de la cual formaban parte los boneteros, especie no muy común en la zona, llamados así porque en el otoño sus frutos por la forma y el color semejan bonetes". De hecho, "a los que pasábamos por allí nos recreaba la vista y agradaba el olfato con su fragancia". Para más inri, Uriarte alerta de que "se da la triste paradoja de que estos setos han sido destruidos cuando estaban en su apogeo de floración y belleza", justo en ese momento.


Según explica este vecino de Agurain, "los setos representan nuestra biodiversidad". Y si bien entiende que deban "ser reducidos o eliminados en aquellos casos en que supongan un peligro para la circulación, caso de falta de visibilidad de señale e incluso que se limpie un pequeño margen de los caminos y carreteras para evitar que estas se cierren de maleza", también tiene claro que "de manera general los setos han de ser respetados y defendidos".

Humedal de Pedroko donde se han desarrollado las últimas plantaciones de árboles y arbustos en Agurain

Para Alfredo Uriarte su presencia porta más ventajas que inconvenientes, ya que en estas zonas es donde se suelen refugiar los pájaros y demás seres vivos del entorno. Tampoco hay que olvidar que la agricultura que se practica es mayoritariamente agroquímica. "Nuestros campos son monocultivos donde el uso de fertilizantes y herbicidas es masivo, de ahí el efecto corrector de estos setos vivos", apuntilla el experto.

Otros de los beneficios aportados por este tipo de seto, según Uriarte, son el "enriquecimiento del paisaje, ya que dan sombra en los días soleados, el hecho de que cobijan y alimentan a nuestra fauna". Y que suceda una destrucción así en esta zona es especialmente sangrante para el ecologista. "Vivimos en un entorno privilegiado por su gran riqueza natural tanto en paisajes como en su extraordinaria biodiversidad", apuntilla.


La Llanada alavesa se encuentra situada en una zona de transición entre el clima oceánico de costa que se da al otro lado del sistema montañoso que nos separa de Bizkaia y Gipukoa, y el ambiente más mediterráneo que existe al otro lado de la cadena montañosa que se forma desde Urbasa-Entzia hasta los montes de Vitoria y que delimita con la Llanada por el sur. Los diferentes climas, ambientes y paisajes que se dan en estas zonas y en las vecinas crean una gran variedad de organismos y especies distintas. "En un radio de unos 100 kilómetros, que partiera desde el centro de la Llanada, existe más variedad y más riqueza de flora que en gran parte del Oeste de Europa", ejemplifica Uriarte. Y a su juicio, esta singularidad constituye "algo que debemos poner en valor y que cada vez va a tener una mayor importancia, más teniendo en cuenta la extinción de especies que se está dando en el mundo".

El miembro de Amalur Natur Elkartea alerta a las instituciones de que, "de seguir destruyendo este tipo de hábitats, se podrían perder especies asociadas a este tipo de vegetación como sagutxos o pájaros". Además, Uriarte denuncia la suciedad presente en el ribazo. "Son visibles los plásticos o las botellas que antes estaban escondidos por la maleza, por lo que el cambio ha sido muy dramático", concluye, con la esperanza de que, por lo menos, no vuelvan a destruirse más setos.


Parque de Galzar donde también se han realizado varias repoblaciones de árboles - foto de Aitor Ibargutxi.

Talas de árboles en la zona de Agurain
Alfredo Uriarte -Agurain -

Siento tristeza, enojo y consternación ante las talas de árboles que de un tiempo a esta parte se están cometiendo en Agurain y sus alrededores. Sirva como ejemplo la producida en la carretera que une esta localidad y Zuazo de San Millán, donde los chopos y fresnos -algunos casi centenarios- que se erguían majestuosos a ambos lados de la carretera han sido reducidos a tocones. Estos árboles dotaban al paisaje de una cierta amabilidad y belleza. Ahora la carretera -con una larga recta en este tramo - se asemeja a un circuito de velocidad.

¿Es esto lo que queremos para nuestras carreteras secundarias?
Si los responsables de estas decisiones se dieran una vuelta por los países europeos contemplarían con asombro los árboles y arbustos que crecen a lo largo de las carreteras en países como Francia, Reino Unido o Irlanda. Aquí, sin embargo, causa pena pasear por las carreteras comarcales, locales o incluso caminos de parcelaria y ver las cortas a matarrasa que se hace de la mayoría de arbustos, sean endrinos, cornejos, aligustres, espinos, madreselvas, rosales silvestres y demás especies. Esta vegetación natural contribuye a la diversidad del paisaje y representa la convivencia armónica entre naturaleza, agricultura y ganadería.

Entre las muchas talas que ha habido en nuestro entorno, destaca la de los chopos más grandes que crecían en Agurain y en concreto el magnífico ejemplar al lado de la antigua fábrica de curtidos. Fue talado a comienzos del pasado verano con otros más, aunque su aspecto era vigoroso. Una poda de algunas de sus rama hubiera sido suficiente.

En Vitoria crecen chopos en bastante peor estado y algunos frente al mismo Palacio de Justicia, en pleno centro de la ciudad. Es la suerte de ser green capital. Aquí sin embargo, ni siquiera avisaron de su tala hasta que vimos los troncos cargados en el camión.

Quisiera agradecer la labor de un grupo de vecinos de la zona de Guereñu, Alaiza y otros pueblos que se movilizó hace un año para evitar la tala de numerosos árboles que crecen en un tramo de esa carretera. Cada vez que paso por ahí y veo los árboles en pie me emociono.


Este trabajo está dedicado a todos los pequeños de Agurain porque ellos son nuestro futuro; y a Alfredo que lleva más de 20 años sembrando felicidad; a todos los que dedican su tiempo y su esfuerzo por conservar y recuperar nuestro medio natural, con la convicción de que con nuestras pequeñas acciones es posible cambiar el mundo.


Alfredo en su época de jugador de rugby con el Agurain Rugby Taldea. A la izquierda con Txarly de la Polla Reckords

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