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jueves, 17 de marzo de 2022

Barranco de Igoroin

 


Todos los que conocen el barranco de Igoroin saben que hay dos momentos mágicos durante el año de visita obligada. En primavera, con las lluvias, cuando el agua cae por todos lados, y en otoño cuando este rincón desconocido de Álava explota en mil colores. Este mes de Abril del 2012 ha sido especialmente lluvioso por lo que hemos podido disfrutar del espectáculo de sus  bellas cascadas.


LA RUTA DE LAS CASCADAS

Una gran parte de las aguas que se recogen en la extensa meseta de Los Montes  de Iturrieta descienden hacia el Valle de Arraia-Maeztu, por el impresionante barranco de Igoroin a través del Arroyo de Musitu. En época de lluvias o deshielo el espectáculo está asegurado. Desde la cabecera del formidable tajo, adornado por llamativos farallones escarpados, se precipita el agua en bellas cascadas, mientras el cauce se va alimentando con innumerables torrenteras que afluyen por doquier .

En la ladera izquierda, muy umbría y orientada al norte, predomina el hayedo, mientras que en la derecha, solana, lo hace el quejigal y en el fondo del cauce la vegetación ribereña. En lo más profundo del barranco se encuentra el despoblado de Igoroin, en el que aún podemos ver los restos del molino y de los últimos edificios, que se han mantenido en pie hasta hace pocos años.
Partimos de la localidad de Musitu, hasta la que llega una angosta carretera desde Maeztu, trazada en la ladera derecha de la mitad inferior del barranco. Remontaremos el cañón por el que está marcado el PR Vuelta Circular a la Montaña Alavesa.


Restos del molino de Igoroin, las aguas del arroyo bajan con fuerza en invierno


MOLINO DE IGOROIN

El molino fue, sin dudas, la razón del asentamiento en éste recóndito enclave de la pequeña población de Igoroin. El abundante caudal de agua, proveniente de la Sierra de Iturrieta, proporcionaba la energía necesaria para la industria harinera que aquí se desarrolló (aguas abajo se ubicaron otros molinos. Como el de Musitu , 1772 o de Santa Pía 1767).

Tras retomar el camino, proseguimos su trazado y pronto llegamos a las ruinas del despoblado, donde existe un hermoso manantial


Restos del despoblado de Igoroin, desaparecido en los años 60 del pasado siglo


PUEBLO  DE IGOROIN

La exuberante vegetación que invade la zona , apenas deja ver los restos de esta población , que n 1556 contaba con cinco vecinos, pero ya sólo dos a principios del XIX, y tan solo uno a mediados del mismo siglo. Tenemos constancia del último enlace matrimonial celebrado el 14 de Marzo de 1735, por el cura Don Marcelo de Gaviria de Olazabal, en la Iglesia de San Martín, de línea sencilla pero elegante en su sobriedad, entre José Gil, hijo legítimo de Cristóbal Gil y María Ona, éstos naturales de San Vicente de Arana, y María Ventura Ortiz de Zárate, hija legítima de Pedro Ortiz de Zárate (difunto), natural y vecino que fue de éste lugar y María Catalina Martinez de Arbulo.

En 1784 ya no había sacramentos ni óleos y sus ruinas, con labores románicas muy interesantes, se aprovecharon para construir un borde inmediato a la única casa que quedaba en el pueblo. Ésta, tras sufrir un incendio en el año 1962, se fue arruinando de forma acelerada, como podemos comprobar. Según un comunicante fue la familia Galdeano la última en abandonar el pueblo.
También sabemos que aquí antes vivieron a principios de siglo la abuela de los Ameskoas de Agurain apellidada Mujica y la de José Antonio López de Ocariz.

Uno marcha pensativo, pero esa mezcla de nostalgia y tristeza pronto se disipa ante el alegre sonido del agua y las estridencias de los arrendajos. Tras caminar 180 metros de imperceptible ascenso llegamos a una bifurcación.


Impresionantes cascadas del Barranco de Igoroin tras las fuertes lluvias de Abril 2012

UN BOSQUE EXCEPCIONAL

Barranco de Igoroin
Un rincón espectacular


El profundo barranco de Igoroin ha sido excavado por el río Igoroin en las duras calizas y calcoarenitas de los montes de Iturrieta.

Todos los que conocen el barranco de Igoroin saben que hay dos momentos mágicos durante el año de visita obligada. En primavera, con las lluvias,cuando el agua cae por todos lados, y en otoño cuando este rincón desconocido de Álava explota en mil colores. Entre todos los árboles que dan la paleta otoñal  destaca la abundancia de un tipo de arce (Acer opalus) poco común en el resto del territorio.

En este caso no sólo el bosque mixto de arces y hayas y otras especies -hasta 64 procedentes de otros lugares del mundo- hacen de este enclave algo sobresaliente y digno. También está el valor geomorfológico y paisajístico del lugar: los cortados de roca caliza, los saltos de agua, el río Musitu y el bosque acompañan la soledad del antiguo pueblo de Igoroin del que aún quedan restos de sus casas tapados por la vegetación.

La reserva tiene dos accesos principales. El primero desde el pueblo de Roitegui y el otro desde Musitu. Ambos están bien señalizados.


EL BARRANCO DE IGOROIN EN INVIERNO


Impresionante cascada de hielo en Igoroin de Aitor Gorospe
Cascadas de hielo del barranco de Igoroin en Febrero del 2012 de Aitor Gorospe


De Bitigarra al Barranco de Igoroin Entre los contrastes de la geografía alavesa.

Antxon Iturriza
 
El interior de la geografía alavesa, a pesar de ser la menos visitada por los montañeros, ofrece una extraordinaria variedad paisajística. La menor presión demográfica que soporta su suelo hace que una gran parte de este territorio no haya sufrido las agresiones de sus vecinos.

Hoy vamos a disfrutar en nuestro recorrido de una geografía de contrastes, en la que se alternan roquedos, bosques y barrancos.

Elortza, el pequeño pueblo vecino de Maeztu, será nuestro punto de partida. Desde la carretera cruzamos el río de Musitu. Al otro lado, continuaremos por la calle de Santa Eufemia. Pronto el asfalto cede paso a la tierra y casi de inmediato se nos presenta una bifurcación. Tomamos el camino de la izquierda, que describe un mantenido ascenso hasta encontrarse a un lado de su trazado con una verja metálica (15 min). Un paso habilitado en uno de sus costados nos permite salvar el cierre.

Enlazamos con el ancho camino que asciende de Maeztu hasta enlazar con una senda que sesga en dirección norte por la ladera hasta situarse en paralelo a una línea de tendido eléctrico.

El terreno se despeja al alcanzar un altozano. Elortza está ahora a nuestros pies. El camino pierde ligeramente altura y describe un giro para penetrar en un robledal (30 min). Un poste indica en una dirección la ruta hacia Peñas de Obi (PR-59) y en otra que aborda un descenso en la ruta hacia Sabando (PR-58), que será por donde sigamos.


La pista llega hasta terreno abierto y deja a la izquierda la caseta de un repetidor. Poco más adelante se nos cruza la pista que llega de Zekuiano (45 min). Tras superar la reja de un paso de ganado, encontramos un indicador que nos orienta en la dirección de Sabando. Al otro lado de la cancela metálica iniciamos un suave ascenso virando ligeramente hacia la derecha buscando con rumbo oeste las sendas que se alejan progresivamente de la línea de la alambrada.

Siempre en esa dirección, iremos ascendiendo en paralelo a los bosquetes de robles carrascos hasta alcanzar la amplitud del collado de Arboro (940 m) (1,20 h). Nos encontramos al borde de un cortado rocoso, bajo el cual se encuentra el pueblo de Sabando rodeado de campos de cultivo. Vamos a descender hasta él siguiendo un antiguo camino que salva los poderosos contrafuertes (785 m) (1,50 h).



Por la carretera que viene del valle de Arana descendemos unos metros, hasta encontrar un indicador del PR-A-58, que nos orienta en dirección Erroitegi hacia una ancha pista cementada. Dejamos poco después a la izquierda un depósito de agua. La pista es ahora de tierra y penetra en el valle de Debarana. La vegetación adquiere progresivamente un mayor porte. El valle se va estrechando encerrado entre los hayedos de las laderas de Bitigarra y los roquedos de Basurra. La pista se acaba. Tras cruzar un pequeño arroyo una senda mucho más atractiva se abre paso entre el bojedal hasta desembocar en la preciosa amplitud de las campas de Ororbi (1.020 m) (2,35 h).


Una de las cascadas de Igoroin desde el camino de Musitu a Roitegui


A través de los rasos seguimos la referencia de dos postes indicadores y de los surcos de una pista que avanza evitando las zonas arboladas hasta otro gran raso (2,30 h). Aquí deberemos virar rotundamente hacia el SO, yendo directamente al encuentro del ya cercano borde de los contrafuertes de la sierra. La línea de una alambrada nos servirá en delante de guía hasta alcanzar la cima de Bitigarra (1.178 m) (3 h), cuyo buzón - poco visible- se encuentra al otro lado de la cerca.


Cascada del manantial de Igoroin, junto al despoblado del mismo nombre.

Hacia Erroitegi

A través del bosque perdemos altura por una pista forestal hasta alcanzar las inmediaciones de la ermita de Santa Teodosia (1.050 m) (3,15 h).

Este magnífico paraje, lugar ancestral de paso, invita a hacer un breve descanso y a admirar el magnífico ejemplar de fresno que se alza tras el templo.

Mirando hacia el norte observaremos la existencia de dos edificaciones ganaderas. Nos encaminamos en esa dirección dejándolas a nuestra derecha hasta localizar en el límite del bosque un paso en la alambrada (3,30 h). Es el inicio de un viejo camino que nos llevará sin pérdida hasta el pueblo de Erroitegi, el más elevado de Araba. (950 m) (4,15 h).


Tras caminar medio kilómetro por la carretera que lleva hasta Erroeta (Onraita) localizamos a la izquierda el inicio de un camino balizado. Esta senda se dirige hacia las profundidades del espectacular barranco de Igoroin, una de los tramos más atractivos del recorrido. Pasando junto a las ruinas del molino de Igoroin, construido en 1561, llegamos a la aldea de Musitu (800 m) (5,15 h).

Si no contamos con dos vehículos, continuaremos unos metros por la carretera hasta tomar a la izquierda el desvío de una pista (balizaje de PR). Esta pista evitará al caminante seguir la carretera hasta desembocar en ella a 2 km de Elortza (5,55 h).


TEXTOS Y FOTOS:

Francisco Góngora
Antxon Iturriza
Agurainkulebras.blogpost.com
Ander Garcia
Carlos Astrabu
Felipe Leioa
Kepa Ruiz de Eguino


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