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miércoles, 9 de marzo de 2022

Escoberos

 


ESCOBAS DE BEROZO O BREZO


En las vecinas localidades de Narbaiza y Zalduondo han existido hasta hace pocos años artesanos que elaboraban las tradicionales escobas de berozo o brezo.

Mientras que en Alava la artesanía decrece, las familias de Fructuoso Murguiondo y Rafael Uranga han mantenido en ésta pequeña localidad vivo el proceso de fabricación artesanal de las escobas de berozo hasta no hace muchos años.


El brezo es un arbusto que se recoge en las Sierras de Iturrieta en Entzia, Apota (Altzania), Montes de Legutiano, Gorbea, etc.. para que reúna las condiciones idóneas, es decir, tiene que tener "correa", no ha de ser frágil y ha de doblegarse lo necesario.


Fructuoso Murguiondo, artesano de escobas de berozo Narbaiza


LA FABRICACION DE ESCOBAS DE BEROZO


Primero se corta el berozo con la azada para no dañar la raíz impidiendo así el rebrote, le sigue el secado en gavillas o manojos expandidos por las eras.

Una vez bien seco, se procede a coser la escoba, tarea que se lleva en varias fases, dependiendo de la demanda. De la gavilla se toma "a bulto" la cantidad necesaria para hacer una escoba. El manojo se puede atar de dos maneras, con alambre o a la vieja usanza con zarzas.

"Hay gente que las prefiere todavía atadas con zarza, nos recalca, Murguiondo, por eso también las recogemos.



Una sencilla máquina de madera,  provista de asiento para el artesano en su parte anterior y de un rodillo giratorio en la posterior, permite que el alambre enroscado en él, bajo la acción de un pedal, vaya librándose en su justa medida. Otros utensilios que usan éstos artesanos son la maza, la clavija, las tenazas completan y refuerzan los trabajos de costura.

La maza de madera, ayuda en las tareas de tensión o fijación de la alambre al berozo, la clavija de madera también, hace el hueco para fijar el alambre e inmediatamente se hace el corte mediante las tenazas.

Mediante ésta operación se logra coser la escoba en tres puntos bien definidos, uno en la parte superior donde se aloja el palo y dos mas en la parte central, lo más laborioso ya está hecho. Sólo resta igualar los extremos con el hacha y finalmente introducir el palo a presión.



Para realizar el atado artesanal de las escobas con zarza, hay que buscar zarzas de largos tamaño en los pinares y lugares de espesa vegetación, se dejan secar al sol varios días hasta que su color es dorado, se corta la zarza, se le quita los pinchos y las hojas, dejando exclusivamente la caña, la cual se abre con un cuchillo dejando vacío su interior.

Para su terminación se hace igual que al anterior, recortar y colocar el mango.

Todo el método de fabricación es totalmente artesanal.


Fructuoso Murguiondo, artesano escobero de Narbaiza


BEROZO . ERICA SCOPARIA


Port.: 
(Ag) BA BAl BL E. N.v.: brezo blanco, brezo albarizo, brezo cucharero, brezo, berozo blanco, berozo macho, brezo arbóreo, brezo castellano, urce blanca, turel; port.: urze-branca, quiroga, torga; cat.: bruc boal, bruc (Baleares);

eusk.: txilar zuria, zurikatxa, chirrinchin, iguerrigue, iñarra,
añarra; gall.: urce, urce branca, uz, urrigata.

Herramientas para fabricar las escobas de berozo en la Llanada alavesa.


El brezo, berozo o illarra, en euskera, lo obtenían, como ya hemos dicho en los montes cercanos a su localidad de origen. Es durante el invierno cuando se suele dedicar a estas tareas de recolección de esta planta utilizada en sus escobas.

Una vez localizada la illarra, el artesano la corta con una azada tras comprobar que cuenta con la largura apropiada para sus escobas. Recogidas una a una las matas y colocadas bien estiradas en un manojo, éste es atado con un alambre que el artesano denomina atalazo. El brezo recién cortado se puede bajar al pueblo a secar o bien se puede dejar en el mismo monte un par de meses para que se vaya secando y esta planta pierda la hoja.

El escobero contaba con una importante reserva de este material para la actual demanda de sus escobas. En tiempos pasados, a la vez que se vendía por los pueblos de la La llanada, Gasteiz,Tierra Estella, etc., sus escobas se procuraba aprovisionarse de materia prima allí donde la hubiera, ya que los pedidos anuales  se contaban por miles de escobas.

Otra materia prima que este artesano obtiene en el monte es la zarza o larra. Una vez cortadas plantas de cierta largura (unos 2,5 m) y desprovistas de sus pinchos mediante una rasqueta metálica, en el taller estas zarzas se abren por la mitad "con mucha paciencia" obteniendo dos partes que son forjadas, es decir, aplastadas mediante una maza sobre una superficie dura "para poner fuertes las fibras y que no se rompa". Una vez machadas se frotan sobre un yunque para eliminar de esta corteza de la planta todo tipo de resto vegetal, la médula de la planta.

Tras ser trabajadas estas zarzas se enrollan y se dejan a secar, tras unos meses están listas para trabajar, siendo utilizadas en el cosido de la escoba.



ESCOBAS DE BEROZO Y ZARZA


El tacto de cada una de estas escobas nos habla de un origen y nos transporta a otra época en la que los artesanos escobero de la Llanada el tiempo y el esfuerzo que requería cada una de ellas no eran tan importantes como la satisfacción del trabajo bien hecho.

Unas escobas que las empezaron vendiendo a dos pesetas y eran utilizadas para barrer la era durante la trilla, las calles o el hierro en caliente una vez lo sacaban del horno en las fundiciones y que se convirtieron después por 500 pesetas en un elemento decorativo de algunas casas.

El proceso comienza  cuando el escobero cargado con su hacha, azada y hoz, recorre el camino tantas y tantas veces andado que le lleva hasta los términos de Iturrieta en busca del berozo. Ayudado por la azada lo corta hasta la raíz, siempre en los meses de invierno, "antes de que sude".

Elije las mejores ramas y va atándolas para transportarlas tomando como medida "los que caben en un puño". Cuatro puntos son lo necesarios para elaborar cada escoba.

En el camino de vuelta a casa corta con la hoz una zarza que despojada de pinchos y hojas le servía para unir el berozo. Una vez en la era abre la zarza por la mitad con la ayuda de un cuchillo y le extrae la caña quedándose sólo con la piel.

Berozo y zarza deben secarse unos tres meses. Normalmente guarda un montón de madejas de zarzas que pone a remojo la noche anterior a la fabricación de les escobas con el objeto que no e rompan al doblarse.



Se coloca un extremo de la zarza en el pie para poder apretar con más fuerza y va enrollándola sobre el berozo hasta que queda terminada la "cintura" de la escoba. Esta primera parte finaliza cunado pasa la zarza de un lado a otro de la cintura con una aguja de madera fabricada artesanalmente.


Con precisión divide el berozo en dos partes iguales y ayudándose de un punzón de madera, abre las ramas para pasar la zarza que separará las dos "patas" de la escoba.

A continuación, le pone el "sombrero" una corona de zarza que recoge el berozo para que no se abra la escoba y recorta las puntas con un hacha.

Ya sólo falta colocar el mango. Entonces el escobero se dirige con lentitud  uno de los rincones de la borda y dedica un buen rato a elegir uno entre un montón de palos de chopo seleccionados por su rectitud y previamente desbastados con un cepillo de carpintero y afilados por la punta.

Utilizando el punzón hace un agujero en el berozo para marcar el lugar donde se meterá el mango. Coloca el palo y lo introduce dándole pequeños golpes con un martillo. El proceso termina clavando una punta que impedirá que se mueva el mango.

La desaparición de una sociedad agrícola y ganadera en favor de un mundo industrializado supuso el abandono de muchos oficios tradicionales (yugueros, alpargateros,  sogueros, etc.).

Los escoberos de Zalduondo y Narbaiza son los últimos exponentes de este antiguo oficio.


Textos:
Pilar Martínez Osorio
Antxon Aguirre Sorondo
Kepa Ruiz de Eguino

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