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martes, 27 de junio de 2023

Fiesta de San Juan en Agurain

 


FIESTA DE SAN JUAN EN AGURAIN

     Esta fiesta tan singular en Agurain comenzaba a celebrarse la Víspera del día de San Juan, a la una del mediodía se tocaba desde la torre de la Iglesia de San Juan el repique festivo con las dos campanas mayores y volteo de los dos esquilones, largo rato.

  Desde la casa de la Casa de la Villa se lanzaban al vuelo cohetes y bombas y también al mismo tiempo los txistularis en la plaza de San Juan daban principio al pasacalles tocando la tradicional “Sanjuanada”, llamada Zortziko, composición musical que únicamente se ejecuta en esta ocasión, e iniciarán el itinerario por la Calle Mayor y vuelta por la calle Zapatari, siendo acompañados en el recorrido por niñas y niños unas veces bailando al coro y también sueltos, cantando la letra de la canción al ritmo de los variados cambios de medida de la simbólica melodía.

  Hace unos años, cuando era oído, las personas que tenían que pagar las rentas, sabían que había llegado el momento..

  Hacia las 7 y media o las ocho de la tarde las Autoridades del Ayuntamiento eran acompañadas por los txistularis al Rosario y canto de la Benedicta en la parroquia de San Juan, al son del Alkate Soñua y de algunos Zotzikos y Kontrapas

    Poco antes de la función vespertina se volteaban los dos esquilones y al cuarto de hora se tocaba la esquila, anunciando la proximidad del principio del acto al que asiste la corporación y bastantes feligreses.

  El altar mayor de la Iglesia de San Juan se iluminaba con los mejores candeleros y la cruz e intercalados floreros con flores naturales. En la mesa se colocaba el artístico frontal y mantel así como en la mesa situada al lado del Evangelio sobre la que se halla sobre anda tallada  dorada la imagen de “San Juanico” con dos candeleros con velas encendidas y floreros en cada lado.

   El presbiterio se adornaba con palmeras, hermosas macetas sobre maceteros a ambos lados y cerradas artísticas puertas laterales y centrales al frente, bella obra de forja enrejada que cercaba los costados y la parte delantera, que soportaba dos águilas de rica talla, doradas y las ánforas de las lámparas (Hoy las verjas están retiradas).

 Estas verjas se cerraban única y tradicionalmente en esta función durante el año.

   Se comenzaba por el rezo del rosario, seguido el ejercicio dedicado al Corazón de Jesús, que lo hacía un sacerdote desde el púlpito y a continuación, subían al presbiterio el clero de las dos parroquias y conventos, tres de ellos revestidos de capa con los mejores ornamentos y los demás con pelliz.

 El sacristán con sotana negra y roquete blanco y los monaguillos de las dos parroquias, también con idéntico roquete y sotana roja.

   Actúa de preste uno de los sacerdotes nativo que ejerce su ministerio en otro lugar y que había venido a la fiesta y era invitado a la presidencia o el párroco de la iglesia de Santa María.

  Situados delante del altar, el preste entonaba el Benedictus, que era cantado a tres voces y órganos desde el coro alternando con el clero, mientras, el oficiante bendecía con incienso el altar mayor y la imagen de “San Juanico”, después de lo cual el monaguillo dará incienso a todos los curas y al pueblo con lo que finaliza la función. 

   Después de la Benedicta y de ser cantada la Marcha de San Juan, son acompañadas de nuevo las Autoridades al Ayuntamiento por los txistus.

    Después en la Plaza de San Juan, la que preside la iglesia de su nombre, hacia las nueve y media empezaba la sesión de bailables al son del txistu y tamboril acompañado por el atabalero, ejecutando tandas de fandango y contradanza, para terminar hacia las once y media con la biribilketa. 


 EL CHOPO

  Las chicas jóvenes se iban a su casa y así mismo los mozos que no participaban y los jovenzuelos, pero un grupo numeroso de mayores, irán a traer el chopo que el síndico municipal les ha señalado para cortar por la tarde. Lo abatían por la noche y lo traían al hombro para colocarlo en la plaza, centrado frente a la Iglesia.

Al árbol se le dejaban las ramas desde unos dos metros hasta la copa.

  A principios del siglo pasado no se le unía ningún emblema. Después de la guerra era mandado colocar la bandera española. Finalizada la dictadura se pone la enseña de Euzkadi.

 Terminado de plantar el “chopo”, con las abarras, otros ramajes y flores, se adornan los balcones y ventanas de las casas en que habitan las mozas y novias y algunos años el kiosko para que sobre su elevación ejecuten piezas bailables las bandas municipales de música y txistularis.

        

   A las 4 de la mañana se repartían las cuadrillas por el pueblo para la chocolatada, subiendo algunos a un pequeño monte que se encuentra cercano y que se llama La Nevera  Oriamendi y otros al dolmen de Sorginetxe, para ver salir el sol, porque se dice que por San Juan sale el sol bailando.

  Al amanecer, el día de San Juan se acostumbra lavarse la cara con agua de rosas, la que al atardecer de la víspera se ha puesto en un balde grande al sereno de la noche con pétalos de rosa.

   Los jóvenes forman grupos de amigos, los que se levantaban a purificarse lavándose a la aurora con los que han pasado la noche realizando las mencionadas costumbres y en cuadrilla hacían la chocolatada y seguían la fiesta. 


LAS CARROZAS

   Mientras, otros se reunían para ultimar detalles sobre las carrozas que han de estar preparadas y engalanadas, algunas de ellas haciendo alusión a algún suceso del pueblo o alguna crítica por la gestión municipal o quejas por la falta de servicio médico o ambulatorio, farmacia, etc.

  A las seis de la mañana salían los txistularis tocando la Marcha de San Juan.

 


SUBIDA A ARRIZALA

  A las siete de la mañana la comitiva formada por el Alcalde, concejales, secretaria y el cura del pueblo inician la marcha todos a caballo en dirección hacia la hergoeina de Arrizala.

  Esta comitiva iba precedida por los alguaciles, llevando al hombro escopetas de caza, en otros tiempos llevaban tercerolas, e iban acompañados por otros dos alguaciles que se llamaban “portaleros” y estos llevaban lanzas.

 (Estas lanzas eran las que usaban los portaleros, colocados a la entrada y salida del recinto amurallado del pueblo, para pinchar en los carros que llevaban paja, para evitar que introdujeran, por ejemplo, pellejos de vino, animales o cualquier otra clase de contrabando).

      El disparo de cohetes lo divulga y precedidos por la banda de Música salen por el Portal de Rey y a la salida de la Villa los músicos se apartan a un lado y la comitiva sigue camino de su destino, acompañados de las carrozas de la gente.

  Despedida la Corporación, después de un breve intervalo la Banda tocaba dianas por el mismo recorrido ya conocido del pasacalles. 


ACTOS EN ARRIZALA

  A medida que el señor Alcalde, Concejales, Secretario y Señor Párroco, carrozas engalanadas, txistularis y acompañantes se van acercando al pueblo de Arrizala, las mozas de esta hergoiena se van preparando para cantar y tocar los grandes panderos adornados con cintas y cascabeles.

  En la entrada de Arrizala, hasta hace unos cincuenta años se colocaba un arco adornado con hiedras y flores por debajo del cual pasaba la comitiva. Antiguamente los mozos disparaban con escopetas de caza.

 


  En los años 80 esta costumbre de cantar y tocar los panderos, la conservaron las personas mayores, no dudando que los últimos años, sean las mozas las que cumplan con la tradición.

  Existen gran variedad de estrofas. Veamos algunas de las recogidas en el mismo pueblo de Arrizala, y que hacen mención a la bienvenida al Ayuntamiento y al día de San Juan.

 

Estrofas de bienvenida

Al ilustre Ayuntamiento

Venimos a saludar

Y a darle la bienvenida

Como días de San Juan

 

Ya ha venido la Justicia

La Justicia principal

Dios quiera que otro año

Vengamos a visitar

 

Gracias a Dios que ha llegado

La mañana de San Juan

Dios quiera que otro año

Vuélvanos a visitar

 

La vara de la Justicia

La lleva quien la merece

La lleva Lourdes Garagalza (en el año 80 era la Alcaldesa)

Dios quiera que no la deje.

 

Esta calle está empedrada

con piedras de sillería

para que pase el Alcalde

y toda su compañía.

 

   Una vez terminadas de cantar las estrofas de bienvenida al Ayuntamiento de Agurain,  se dirigen todos a la iglesia, sonde se celebra la Santa Misa, oficiada por el Párroco de Agurain y el de Arrizala; durante la celebración de la Misa, los txistularis interpretaban algunas piezas.

  A la salida de la Misa y en el pórtico de la iglesia, mientras los txistularis interpretan algunas melodías, pieza obligada la “Sanjuanada”, los concurrentes degustan un buen vino dulce y galletas, obsequidas por el Ayuntamiento de Agurain.

  A la vez que el Alcalde daba una propina a la moza y al mozo mayor de Arrizala para paliar los gastos de la fiesta. 


REGRESO DE ARRIZALA

   A las nueve y media esperan el regreso de la comitiva, numerosos aguraindarras de toda edad, las bandas de música y txistularis y grupos de dantzaris de niños y niña.

    La llegada a los arrabales se anuncia con disparo de cohetes y hasta la entrada en el Portal del Rey a ambos lados de la calle se encuentra la gente del pueblo que animan y obsequian con la entrega de ramos de flores.

  Un dantzari en breve discurso le daba la bienvenida y rememoraba hechos históricos  o antiguas costumbres.   A las once se celebra la misa mayor. Asiste el Ayuntamiento, sale de la casa Consistorial yendo por delante los txistularis y dantzaris a los acordes del “Alkate Soñua” que se toca durante el recorrido hasta llegar a la iglesia.

    Es preciso señalar que en la comitiva participaba el párroco de la iglesia de San Juan y que ha ido a Arrizala en calidad de capellán municipal y que se ocupará, en los bancos de las autoridades, el segundo lugar después del Alcalde.

 


BAJADA DE ARRIZALA

   Acabado esto. Se dirigen desde la Iglesia de Arrizala al pueblo, donde los habitantes regalan flores al Alcalde, Concejales y Párroco de Agurain y engalanan con coronas a los caballos que van montando.

    El pueblo de Arrizala despide a la Comitiva cantando las estrofas de despedida y todos, Ayuntamiento, carrozas, txistularis y acompañantes regresan a Agurain.

 ESTROFAS DE DESPEDIDA

 Obsequiándolos con flores.

 

  Durante el día, el programa apretado, lleno de música. De ruido, de saltos; el recogido casco medieval, cambiará. Este casco viejo que parece un navío de piedra, anclado en la Llanada, con sus dos fortalezas en Santa María y San Juan, estará lleno de txistu, de charanga, de mozos que saltarán y saltarán.

  Mientras en algunas cocinas y en las sociedades se van preparando los guisos de la merienda de la tarde; bacalao al ajo arriero, conejo, carne guisada, cangrejos cuando había.

 Por la tarde terminadas las Vísperas, con la adoración de la reliquia, antiguamente había corridas de toros, a las que los vascos de los siglos XVI y XVII eran muy aficionados, pues además los criaban; de hecho que da como recuerdo el Idiarena o salida del toro. Para ello y para la “colación” estaba autorizado el Ayuntamiento a gastar 3000 maravedíes, los toros los ponía el que había cogido a remate la carnicería este año.

    En algunas ocasiones en lugar de toros se corrían diez gansos descabezándolos a caballo. 

    En la actualidad no hay toros, pero siguiendo una antigua costumbre, tiene lugar la merienda al aire libre en la “olbeas” o portegados de San Juan. El vino lo pone el Ayuntamiento gratis, parece que como pago de las labores que durante el invierno hace el vecindario en quitar la nieve, según se trasluce de algunos documentos municipales, a esta merienda llaman el “pellejo” los naturales de Agurain y según cuentan algunos documentos y la tradición oral se debió a unas fuertes nevadas que acaecieron hace algunos siglos y en pago el Ayuntamiento pone los “pellejos” de vino.

   Los “diputados de parroquia” se encargaban de dar y repartir estos “pellejos” de vino tinto a los vecinos reunidos para la merienda (en la actualidad abundan también los forasteros).

  Estos cargos de “diputado de Parroquia” se conservaban todavía en el año 1905. Para ello eran designados por el Ayuntamiento en la segunda sesión de cada año los dos varones de cada parroquia que eran recién casados, siendo sus obligaciones, aparte de repartir este vino, llamar cuando los incendios, convocar a los vecinos, etc..

  Como en el caso anterior podemos apreciar que a una tradición de origen antiguo se le ha buscado una ubicación geográfica a pesar del cambio de romería, desaparecida la Ermita de Nuestra Señora de Arana, con su Cristo, se traslada la cabalgata de la mañana de San Juan a Arrizala. 


     En 1559 encontramos en los  libros de Actas del Ayuntamiento de Agurain que ya se corrían toros “por San Juan”.

  En el año 1628 acuerdan como consecuencia del Sinodal de Calahorra “no correr toros por San Juan y Santa María”.

 Sinodales de Calahorra, año 1628, pero estaba ordenado ya antes, pues vemos: “Toros y novillos se prohíben lidiar en día de fiestas”

Lib. II, título V, cons. VII p. 314, según un decreto del obispo Pedro Manso de Zuñiga en 1600.

  En 1738, con motivo de que Juan Ignacio de Eulate, natural de la Villa de Salvatierra, es promovido a Fiscal de la Suprema Inquisición, “se festeja con corrida de toros, repique de campanas, darle la enhorabuena, Misa solemne, con carro triunfal, vitor y acompañamiento”.

 

  La partitura del Idiarena fue publicada en el  nº 99 del Boletín de la Excursionista Iradier en el artículo titulado “Tradiciones y melodías de Salvatierra” y en la revista “Dantzariak” con el título “Fiestas de San Juan en Agurain” pg.47-56 trabajo de Juanjo Lauzurica.

 44 Libro de Actas del Ayuntamiento de Salvatierra (1527-1568).

45- Estos toros solían traerse de la zona de Navarra de las Ameskoas, alrededores de Eulate; también por los años cuarenta de este siglo se traían de la Ribera Navarra, por Estella, conduciéndolos por el Puerto de Ullibarri; los dirigía Bautista Lasa, a caballo, y guiándolos con mansos”. En uno de los traslados, se escapó un toro bravo, que lo cazó a lazo en San Román, Ignacio Pagalday que había sido vaquero en Argentina a comienzos de siglo.



     Es preciso señalar que en la comitiva participa el párroco de la iglesia de San Juan y que ha ido a Arrizala en calidad de capellán municipal y que se ocupará, en los bancos de las autoridades, el segundo lugar después del Alcalde.

  Se iniciaba la función religiosa con la procesión, precedida por la cruz parroquial portada por el monaguillo mayor y otros dos ciriales. Les suceden los niños del “reo”, txistularis que tocan el zortziko de San Juan, los dantzaris a los lados de la imagen de “San Juanico” portada en andas y seguidamente el pueblo, clero y autoridades, cerrando la procesión las mujeres. Haciendo el recorrido, rodeando la plaza de San Juan, se entra en la iglesia para inmediatamente dar principio a la misa celebrada “de tres”, cantada por el coro numerosos a tres o cuatro voces y panegírico alusivo a la natividad, vida y muerte del titular de la parroquia.

  Finalizada la función religiosa, los txistularis y dantzaris se preparan en la plaza para actuar. El público forma un círculo y las autoridades se sitúan en el pórtico de la Iglesia. Se sube a una mesa uno de los bailarines, que dirige a los concurrentes unas palabras de saludo y recuerda tradiciones locales y acontinuación se sitúan delante de los txistularis y de cara a las autoridades , ejecutan la exihibición de algunos bailes del país, el aurresku, la espatadantza, la cintadantza y otros.

  Las carrozas, en la visita a Arrizala y su iglesia, suceden a las autoridades en el recorrido. Al finalizar la actuación antes citada, desfilan las carrozas y el conjunto del jurado la califica y premia según la calidad artística. Seguidamente, por el itinerario ya mencionado, se realiza un pasacalles a cargo de las Bandas de Música y Txistularis.

   Es costumbre antigua que los txistularis municipales, en este día durante la hora de la comida, den la alborada al Alcalde, cura párroco de San Juan, concejales y familias que se destaquen por su participación en actividades que benefician a la localidad y distinguidas en la parroquia.

  Tocaban en el zaguán un par de melodías y eran invitados a entrar al comedor para obsequiarles y además les entregaban alguna cantidad de dinero como era tradicional.

   A las tres o tres y media se celebraban las Vísperas a las que concurren en idéntica forma las autoridades, pero sin la participación de los dantzaris. A la hora de comenzar la función los sacerdotes subían al coro y se situaban en los sitiales de la sillería, desde con acompañamiento de órgano cantaban las Vísperas a dos coros y el Magnificat, el preste y dos más se revestían de alba y capa pluvial para bajara dar el incienso el altar mayor y a la imagen de San Juan para después dirigirse al presbiterio donde les esperan a la puerta del coro los monaguillos e ir con los celebrantes y a los dos que portan los cetros los reciben en sus manos para que ayuden al preste mientras da el incienso. Una vez acabada esta ceremonia, volvían al coro con el mismo orden y continuaban todos el canto de las Vísperas hasta la conclusión. Y bajaban revestidos con el pelliz al presbiterio, excepto el que directamente se dirige al púlpito para rezar el rosario. Se continuaba con el ejercicio del día correspondiente al mes dedicado al Corazón de Jesús, para finalizar con un breve canto ejecutado por el coro de tiples con acompañamiento de órgano el cual proseguirá ejecutando alguna sonata mientras se daba a besar la reliquia a los asistentes, con lo que daba por terminada la función.



  La asistencia del pueblo a la misa mayor era muy numerosa; más que a la tarde aunque la concurrencia era importante.

  Hacia las cinco de la tarde se anunciaba  con el lanzamiento de cohetes, que los empleados municipales están dispuestos para distribuir el vino tinto del “pellejo” , que es un obsequio del Ayuntamiento a los vecinos en este día y en las olbeas de San Juan los vecinos acuden con jarros u otros utensilios para llevar a sus meriendas respectivas que en familia o grupo de amigos traen al lugar.  La gente se sienta en los mismos bancos de piedra de las olbeas y por todos los lugares próximos, con gran ambiente de hermandad, pues en este día vienen numerosos salvaterranos ausentes durante el resto del año además de familiares y amigos.


  Al final de la merienda, allá hasta los años 20 del pasado siglo, se bailaba el aurresku en la plaza de San Juan en el que tomaban parte en ambiente popular, personas de cualquier edad, principalmente quienes han asistido al acto de la merienda.

  A continuación los tamborileros, seguían tocando su tanda en piezas de bailables, ritmos de fandango y contradanza, también denominadas arin- arin y proseguía la Banda de música ejecutando otras piezas para bailar, que se iniciaba  con el vals  y al cabo de la sesión un pasodoble e intermedio, mazurca, chotis, habaneras, polka, tango, jota y demás bailes modernos.



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