FIESTA
DE SAN JUAN EN AGURAIN
Esta fiesta tan singular en Agurain comenzaba
a celebrarse la Víspera del día de San Juan, a la una del mediodía se tocaba
desde la torre de la Iglesia de San Juan el repique festivo con las dos
campanas mayores y volteo de los dos esquilones, largo rato.
Desde la casa de
Hace unos años, cuando era oído, las personas
que tenían que pagar las rentas, sabían que había llegado el momento..
Hacia las 7 y media o las ocho de la tarde
las Autoridades del Ayuntamiento eran acompañadas por los txistularis al
Rosario y canto de la Benedicta en la parroquia de San Juan, al son del Alkate Soñua y de algunos Zotzikos y
Kontrapas
Poco antes de la función vespertina se
volteaban los dos esquilones y al cuarto de hora se tocaba la esquila,
anunciando la proximidad del principio del acto al que asiste la corporación y
bastantes feligreses.
El altar mayor de
El
presbiterio se adornaba con palmeras, hermosas macetas sobre maceteros a ambos
lados y cerradas artísticas puertas laterales y centrales al frente, bella obra
de forja enrejada que cercaba los costados y la parte delantera, que soportaba
dos águilas de rica talla, doradas y las ánforas de las lámparas (Hoy las
verjas están retiradas).
Estas verjas se cerraban única y
tradicionalmente en esta función durante el año.
Se comenzaba por el rezo del rosario,
seguido el ejercicio dedicado al Corazón de Jesús, que lo hacía un sacerdote
desde el púlpito y a continuación, subían al presbiterio el clero de las dos
parroquias y conventos, tres de ellos revestidos de capa con los mejores
ornamentos y los demás con pelliz.
El sacristán con sotana negra y roquete blanco
y los monaguillos de las dos parroquias, también con idéntico roquete y sotana
roja.
Actúa de preste uno de los sacerdotes nativo
que ejerce su ministerio en otro lugar y que había venido a la fiesta y era
invitado a la presidencia o el párroco de la iglesia de Santa María.
Situados delante del altar, el preste entonaba el Benedictus, que era cantado a tres voces y órganos desde el coro alternando con el clero, mientras, el oficiante bendecía con incienso el altar mayor y la imagen de “San Juanico”, después de lo cual el monaguillo dará incienso a todos los curas y al pueblo con lo que finaliza la función.
Después de la Benedicta y de ser cantada la
Marcha de San Juan, son acompañadas de nuevo las Autoridades al Ayuntamiento
por los txistus.
Después en
Las chicas jóvenes se iban a su casa y así
mismo los mozos que no participaban y los jovenzuelos, pero un grupo numeroso
de mayores, irán a traer el chopo que el síndico municipal les ha señalado para
cortar por la tarde. Lo abatían por la noche y lo traían al hombro para
colocarlo en la plaza, centrado frente a la Iglesia.
Al
árbol se le dejaban las ramas desde unos dos metros hasta la copa.
A principios del siglo pasado no se le unía
ningún emblema. Después de la guerra era mandado colocar la bandera española.
Finalizada la dictadura se pone la enseña de Euzkadi.
Terminado de plantar el “chopo”, con las
abarras, otros ramajes y flores, se adornan los balcones y ventanas de las casas
en que habitan las mozas y novias y algunos años el kiosko para que sobre su
elevación ejecuten piezas bailables las bandas municipales de música y
txistularis.
Al amanecer, el día de San Juan se acostumbra
lavarse la cara con agua de rosas, la que al atardecer de la víspera se ha
puesto en un balde grande al sereno de la noche con pétalos de rosa.
Los jóvenes forman grupos de amigos, los que se levantaban a purificarse lavándose a la aurora con los que han pasado la noche realizando las mencionadas costumbres y en cuadrilla hacían la chocolatada y seguían la fiesta.
LAS CARROZAS
Mientras, otros se reunían para ultimar
detalles sobre las carrozas que han de estar preparadas y engalanadas, algunas
de ellas haciendo alusión a algún suceso del pueblo o alguna crítica por la
gestión municipal o quejas por la falta de servicio médico o ambulatorio,
farmacia, etc.
A las seis de la mañana salían los
txistularis tocando la Marcha de San Juan.
SUBIDA
A ARRIZALA
A las siete de la mañana la comitiva formada
por el Alcalde, concejales, secretaria y el cura del pueblo inician la marcha
todos a caballo en dirección hacia la hergoeina de Arrizala.
Esta comitiva iba precedida por los
alguaciles, llevando al hombro escopetas de caza, en otros tiempos llevaban
tercerolas, e iban acompañados por otros dos alguaciles que se llamaban
“portaleros” y estos llevaban lanzas.
(Estas lanzas eran las que usaban los
portaleros, colocados a la entrada y salida del recinto amurallado del pueblo,
para pinchar en los carros que llevaban paja, para evitar que introdujeran, por
ejemplo, pellejos de vino, animales o cualquier otra clase de contrabando).
El disparo de cohetes lo divulga y
precedidos por la banda de Música salen por el Portal de Rey y a la salida de
Despedida
ACTOS
EN ARRIZALA
A medida que el señor Alcalde, Concejales,
Secretario y Señor Párroco, carrozas engalanadas, txistularis y acompañantes se
van acercando al pueblo de Arrizala, las mozas de esta hergoiena se van preparando
para cantar y tocar los grandes panderos adornados con cintas y cascabeles.
En la entrada de Arrizala, hasta hace unos
cincuenta años se colocaba un arco adornado con hiedras y flores por debajo del
cual pasaba la comitiva. Antiguamente los mozos disparaban con escopetas de
caza.
En los años 80 esta costumbre de cantar y
tocar los panderos, la conservaron las personas mayores, no dudando que los
últimos años, sean las mozas las que cumplan con la tradición.
Existen gran variedad de estrofas. Veamos
algunas de las recogidas en el mismo pueblo de Arrizala, y que hacen mención a
la bienvenida al Ayuntamiento y al día de San Juan.
Estrofas de bienvenida
Al
ilustre Ayuntamiento
Venimos
a saludar
Y a
darle la bienvenida
Como
días de San Juan
Ya ha
venido la Justicia
La
Justicia principal
Dios
quiera que otro año
Vengamos
a visitar
Gracias
a Dios que ha llegado
La
mañana de San Juan
Dios
quiera que otro año
Vuélvanos
a visitar
La
vara de la Justicia
La
lleva quien la merece
La
lleva Lourdes Garagalza (en el año 80 era la Alcaldesa)
Dios
quiera que no la deje.
Esta
calle está empedrada
con
piedras de sillería
para
que pase el Alcalde
y
toda su compañía.
A la salida de la Misa y en el pórtico de la iglesia, mientras los txistularis interpretan algunas melodías, pieza obligada la “Sanjuanada”, los concurrentes degustan un buen vino dulce y galletas, obsequidas por el Ayuntamiento de Agurain.
A la vez que el Alcalde daba una propina a la moza y al mozo mayor de Arrizala para paliar los gastos de la fiesta.
REGRESO
DE ARRIZALA
La llegada a los arrabales se anuncia con
disparo de cohetes y hasta la entrada en el Portal del Rey a ambos lados de la
calle se encuentra la gente del pueblo que animan y obsequian con la entrega de
ramos de flores.
Un dantzari en breve discurso le daba la
bienvenida y rememoraba hechos históricos
o antiguas costumbres. A las
once se celebra la misa mayor. Asiste el Ayuntamiento, sale de la casa
Consistorial yendo por delante los txistularis y dantzaris a los acordes del “Alkate Soñua” que se toca durante el
recorrido hasta llegar a la iglesia.
Es preciso señalar que en la comitiva
participaba el párroco de la iglesia de San Juan y que ha ido a Arrizala en
calidad de capellán municipal y que se ocupará, en los bancos de las
autoridades, el segundo lugar después del Alcalde.
BAJADA
DE ARRIZALA
Acabado esto. Se dirigen desde la Iglesia de
Arrizala al pueblo, donde los habitantes regalan flores al Alcalde, Concejales
y Párroco de Agurain y engalanan con coronas a los caballos que van montando.
Durante el día, el programa apretado, lleno
de música. De ruido, de saltos; el recogido casco medieval, cambiará. Este
casco viejo que parece un navío de piedra, anclado en
Mientras en algunas cocinas y en las
sociedades se van preparando los guisos de la merienda de la tarde; bacalao al
ajo arriero, conejo, carne guisada, cangrejos cuando había.
Por la tarde terminadas las Vísperas, con la
adoración de la reliquia, antiguamente había corridas de toros, a las que los
vascos de los siglos XVI y XVII eran muy aficionados, pues además los criaban;
de hecho que da como recuerdo el Idiarena o salida del toro. Para ello y para
la “colación” estaba autorizado el Ayuntamiento a gastar 3000 maravedíes, los
toros los ponía el que había cogido a remate la carnicería este año.
En la actualidad no hay toros, pero siguiendo una antigua costumbre, tiene lugar la merienda al aire libre en la “olbeas” o portegados de San Juan. El vino lo pone el Ayuntamiento gratis, parece que como pago de las labores que durante el invierno hace el vecindario en quitar la nieve, según se trasluce de algunos documentos municipales, a esta merienda llaman el “pellejo” los naturales de Agurain y según cuentan algunos documentos y la tradición oral se debió a unas fuertes nevadas que acaecieron hace algunos siglos y en pago el Ayuntamiento pone los “pellejos” de vino.
Los “diputados de parroquia” se encargaban
de dar y repartir estos “pellejos” de vino tinto a los vecinos reunidos para la
merienda (en la actualidad abundan también los forasteros).
Estos cargos de “diputado de Parroquia” se
conservaban todavía en el año 1905. Para ello eran designados por el
Ayuntamiento en la segunda sesión de cada año los dos varones de cada parroquia
que eran recién casados, siendo sus obligaciones, aparte de repartir este vino,
llamar cuando los incendios, convocar a los vecinos, etc..
Como en el caso anterior podemos apreciar que
a una tradición de origen antiguo se le ha buscado una ubicación geográfica a
pesar del cambio de romería, desaparecida
En el año 1628 acuerdan como consecuencia del
Sinodal de Calahorra “no correr toros por San Juan y Santa María”.
Sinodales de Calahorra, año 1628, pero estaba
ordenado ya antes, pues vemos: “Toros y novillos se prohíben lidiar en día de
fiestas”
Lib.
II, título V, cons. VII p. 314, según un decreto del obispo Pedro Manso de
Zuñiga en 1600.
En 1738, con motivo de que Juan Ignacio de
Eulate, natural de
La partitura del Idiarena fue publicada en el
nº 99 del Boletín de
45-
Estos toros solían traerse de la zona de Navarra de las Ameskoas, alrededores
de Eulate; también por los años cuarenta de este siglo se traían de
Se iniciaba la función religiosa con la
procesión, precedida por la cruz parroquial portada por el monaguillo mayor y
otros dos ciriales. Les suceden los niños del “reo”, txistularis que tocan el
zortziko de San Juan, los dantzaris a los lados de la imagen de “San Juanico”
portada en andas y seguidamente el pueblo, clero y autoridades, cerrando la
procesión las mujeres. Haciendo el recorrido, rodeando la plaza de San Juan, se
entra en la iglesia para inmediatamente dar principio a la misa celebrada “de tres”,
cantada por el coro numerosos a tres o cuatro voces y panegírico alusivo a la
natividad, vida y muerte del titular de la parroquia.
Finalizada la función religiosa, los
txistularis y dantzaris se preparan en la plaza para actuar. El público forma
un círculo y las autoridades se sitúan en el pórtico de
Las carrozas, en la visita a Arrizala y su
iglesia, suceden a las autoridades en el recorrido. Al finalizar la actuación
antes citada, desfilan las carrozas y el conjunto del jurado la califica y
premia según la calidad artística. Seguidamente, por el itinerario ya
mencionado, se realiza un pasacalles a cargo de las Bandas de Música y
Txistularis.
Es costumbre antigua que los txistularis
municipales, en este día durante la hora de la comida, den la alborada al
Alcalde, cura párroco de San Juan, concejales y familias que se destaquen por
su participación en actividades que benefician a la localidad y distinguidas en
la parroquia.
Tocaban en el zaguán un par de melodías y
eran invitados a entrar al comedor para obsequiarles y además les entregaban
alguna cantidad de dinero como era tradicional.
A las tres o tres y media se celebraban las
Vísperas a las que concurren en idéntica forma las autoridades, pero sin la
participación de los dantzaris. A la hora de comenzar la función los sacerdotes
subían al coro y se situaban en los sitiales de la sillería, desde con
acompañamiento de órgano cantaban las Vísperas a dos coros y el Magnificat, el
preste y dos más se revestían de alba y capa pluvial para bajara dar el
incienso el altar mayor y a la imagen de San Juan para después dirigirse al
presbiterio donde les esperan a la puerta del coro los monaguillos e ir con los
celebrantes y a los dos que portan los cetros los reciben en sus manos para que
ayuden al preste mientras da el incienso. Una vez acabada esta ceremonia,
volvían al coro con el mismo orden y continuaban todos el canto de las Vísperas
hasta la conclusión. Y bajaban revestidos con el pelliz al presbiterio, excepto
el que directamente se dirige al púlpito para rezar el rosario. Se continuaba
con el ejercicio del día correspondiente al mes dedicado al Corazón de Jesús,
para finalizar con un breve canto ejecutado por el coro de tiples con
acompañamiento de órgano el cual proseguirá ejecutando alguna sonata mientras
se daba a besar la reliquia a los asistentes, con lo que daba por terminada la
función.
La asistencia del pueblo a la misa mayor era
muy numerosa; más que a la tarde aunque la concurrencia era importante.
Hacia las cinco de la tarde se anunciaba con el lanzamiento de cohetes, que los
empleados municipales están dispuestos para distribuir el vino tinto del
“pellejo” , que es un obsequio del Ayuntamiento a los vecinos en este día y en
las olbeas de San Juan los vecinos acuden con jarros u otros utensilios para
llevar a sus meriendas respectivas que en familia o grupo de amigos traen al
lugar. La gente se sienta en los mismos
bancos de piedra de las olbeas y por todos los lugares próximos, con gran
ambiente de hermandad, pues en este día vienen numerosos salvaterranos ausentes
durante el resto del año además de familiares y amigos.
Al final de la merienda, allá hasta los años 20 del pasado siglo, se bailaba el aurresku en la plaza de San Juan en el que tomaban parte en ambiente popular, personas de cualquier edad, principalmente quienes han asistido al acto de la merienda.
A continuación los tamborileros, seguían
tocando su tanda en piezas de bailables, ritmos de fandango y contradanza,
también denominadas arin- arin y proseguía
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