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domingo, 20 de marzo de 2022

Cruces y cruceros de Agurain 2

 

Cruces y Cruceros II

Cruces y Cruceros


CRUCES Y CRUCEROS DE  SALVATIERRA – AGURAIN -II-



CRUZ O ESTELA DISCOIDAL DE ARRIZALA-OPAKUA

Se trataba de una estela discoidal que se hallaba ubicada en la carretera que va de Agurain-Salvatierra a Opakua y el camino que va de Okariz a Arrizala, lo único que nos queda es esta foto de dicha estela, sacada el 19-X-1927.

Estela de Entzia, en el término de Larre-eder



LA LEYENDA DE LA CRUZ DE AITZGORRI


En la cumbre del Aizkorri, existe una ermita, la ermita del Santo Cristo. En ella es venerado un crucifijo de factura románica. Cuentan de éste, que apareció en la cúspide de la aquella sierra. Los habitantes de Cegama (Guipúzcoa) y los alaveses de Salvatierra que en aquellos tiempos formaban parte de las Parzonerías de Olza, Altzania y Urbia se disputaban su propiedad. Dicen que primero los guipuzcoanos se la llevaron a Cegama; pero a la mañana siguiente apareció en el alto del Aizkorri. Más tarde los alaveses la bajaron a la Llanada; pero de nuevo el crucifijo subió misteriosamente al lugar de su primera aparición.

Tras muchos años de disputas, estando de Alcaide del Castillo de San Adrián el Alcalde de Salvatierra, convinieron todos en que aquella milagrosa cruz perteneciera a aquel de los contendientes a cuyo pueblo estuviera mirando el crucifijo a la mañana siguiente.



Llegó la hora y subieron todos hasta la cima y cuenta la leyenda que estaba mirando hacia Cegama. Con esto se zanjó el pleito.

A la cumbre de ésta montaña van en rogativa desde entonces los de Cegama todos los años y hacen celebrar una misa en la ermita a fin de evitar que el viento haga destrozos en las mieses. Suben también hasta ésta ermita los que sufren reúma o dolores de cabeza, practicando el ejercicio del vía crucis en el recorrido. Para lo cual existen varias cruces plantadas en el camino.

Muchos peregrinos que van a la ermita de Aizkorri llevan cintas de percal y las cambian por otras que cuelgan allí de los brazos de la cruz y son conservados como amuletos.



LA CRUZ DEL MOLINO DE LANGARIKA

Existía junto a la presa del molino de Langarika (en la actualidad se la ha trasladado al centro del pueblo) una cruz de hierro colocada sobre un pedestal de piedra.

De ambos brazos de la cruz cuelgan cadenas y clavos de hierro. Aquellos que padecen dolores de muelas, cuenta la tradición que deben subirse a la cruz hasta llegar a tocar con la boca los clavos de hierro y morderlos, a fin de curarse.

La denominada “Cruz de Hierro” de Langarika se acompaña de inscripciones y de varios atributos de la Pasión de Cristo. Una de las inscripciones dice “1575” que posiblemente corresponda con el momento de su construcción, de ser así, nos encontraríamos con el ejemplar fechado más antiguo de la Cuadrilla de Salvatierra.

Se trata de un ejemplar muy valioso, tal y como cuenta Victoriano Palacios en su libro sobre nuestro Patrimonio Arquitectónico de la Cuadrilla, y precisaría de un estudio más profundo que ayudaría a desvelar sus orígenes, autoría para conocer la originalidad de la
obra.

LA LEYENDA DE LA CRUZ DEL ALTO AZKORRE

Cuenta Barandiaran que en el alto de Azkorre, cerca de Salvatierra, hay una ermita y una cruz de hierro caída en el suelo. Sin embargo de ser fácil levantarla, no lo es separarla del sitio, y el que lo intenta se queda inmóvil, dicen que le quedan paralizadas todas sus fuerzas.

La cruz, como señal del cistianismo, tiene aplicación en multitud de casos y formas muy variadas. Como ocurre con cualquier otro símbolo, el de la cruz es utilizado en su sentido original y auténtico por muchos, como elemento puramente decorativo y rutinario para otros y como objeto mágico y como adminículo de observancias supersticiosas para no pocos.

Los hechos citados anteriormente pertenecen, en varios de sus aspectos, a éste tercer grupo de casos. La cruz es muy frecuentemente utilizada como símbolo religioso en forma de colgante y decoración de puertas, de paredes y aún de techos de las casas; como medio protector y como objeto de veneración en muchos casos, cómo hemos contado anteriormente ha sido incluso objeto de leyenda como el Santo Cristo de Aizkorri.



LA CRUZ DE BEROQUIA



LA CRUZ O ESTELA DE GALARRETA


En el Museo Diocesano de Arte Sacro de Vitoria – Gasteiz, hay una estela discoidal con cruces griegas rehundidas sobre arenisca , procedente del pueblo de Galarreta, recogida ,también, cerca del camino de Santiago que viene del Puerto de San Adrián y se dirige hacia Vitoria.




CRUCES DE LA SIERRA DE ENTZIA

LEYENDAS Y TRADICIONES


Cuenta José María Satrustegui que el vehículo ordinario de las tradiciones en las sociedades rurales es la transmisión oral. A veces encuentran también el soporte físico de ciertos monumentos que contribuyen a consolidar su recuerdo. Humildes ermitas y ruinas de viejos castillos, dólmenes, cruces, sin olvidar el arcano misterioso de algunas cuevas naturales, mantienen viva la llama de extraños sucesos en el ropaje externo de austeras narraciones, las alusiones a ciertas cruces de hierro deben ser estudiadas en cada caso. Ciertos puntos estratégicos en los cuales se encuentran o se encontraban un santuario o una ermita de arraigo popular tienen a veces el distintivo de una cruz de hierro. Los caminantes y romeros se detienen para rezar determinadas oraciones. En nuestra sierra hay constancia de algunas cruces como:


LA CRUZ DEL PUERTO SAN JUAN

En el Puerto San Juan existen dos cruces una de hierro y otra de piedra, la primera se encuentra clavada en el punto más alto con vistas a la Llanada y dice: “En honor de la ermita de San Juan que aquí existió” y la de piedra se trata de un monolito que de siempre se ha conocido cómo mojón , cruz o como estela.



LA CRUZ O ESTELA DE SAN JUAN

En el Puerto de San Juan se ha conocido desde siempre una cruz o estela. Está clavada en la tierra, casi vertical al borde del camino en lo alto del antiguo Puerto del mismo nombre que va de la Llanada al Puerto de Santa Teodosia. Aunque existe la opinión de que fue colocada para recordar la desaparecida ermita de San Juan, para algunos arqueólogos como José Ignacio Vegas, etc..apoyan la afirmación de J. Apraiz de que se trataba de un menhir, como ya hemos mencionado anteriormente.

“Dada la comprobada tradición de cristianizar elementos correspondientes a muy distintas épocas y creencias no es descabellado admitir la existencia de un menhir en éste puerto donde la presencia del hombre prehistórico está sumamente demostrada, cristianizando con el grabado de la Cruz que se ve en una de sus caras y la correspondiente modificación de sus formas”.

J. Apraiz, 1895.  


LA CRUZ DE SANTA ELENA

Al igual que en el Puerto de San Juan, en el alto de Santa Elena, existe una cruz en la que dice “En honor de la ermita de Santa Elena que existió en éste lugar y desapareció entre 1764 y 1782”.

En las cimas de las montañas que dan a la Llanada y en muchas otras montañas era tradición construir ermitas, como las de San Vítor, Santa Isabel, Santa Elena, San Juan, algunas ya desaparecidas y que en su lugar fueron colocadas cruces de hierro.


EL CRUCERO DE SANTA TEODOSIA

En la Sierra de Iturrieta, en uno de los más bellos paisajes, junto a la ermita de Santa Teodosia llama la atención un crucero, centinela de las cumbres, le acompañan en su soledad de altura una docena de inmensos fresnos, así relataba el cura Esteban Martinez, a éste hermoso crucero tan visitado por los cofrades y romeros de éstas tierras de Alava.




Se encuentra éste en la localidad de San Vicente de Arana entre las montañas de Bitigarra, Arnaba y San Cristóbal a 1050 metro de altitud, en el estrecho paso natural junto a la solitaria ermita de Santa Teodosia, que antiguamente contó con buena hospedería: Este lugar era un hito muy importante dentro de las rutas altomedievales, siendo éste paso una de las sendas extraviadas y ocultas para viajeros y peregrinos. Posteriormente fue paso de arrieros y comerciantes que unían la comarca de Agurain con la de Santa Cruz de Campezo a través del Puerto de San Juan y éste paso de Santa Teodosia.

Tres gradas cuadrangulares que se van deteriorando poco a poco por  la humedad y los hielos, sirven de asiento a una pequeña grada también cuadrangular.

El fuste es circular, no estriado y mono lítico. Ostenta la parte superior del mismo, unos típicos dentículos y un curioso capitel, éste es de cierta filigrana y detallismo.


Separados entre sí por unas columnillas aparecen labrados bajo doselete con la clásica concha o venera renacentista  las imágenes sedentes de los cuatro evangelistas en actitud de escribir con sus correspondientes atributos:


San Marcos con el león, en el frontis, San Mateo, con el libro, a la izquierda. San Juan junto al águila, a la derecha. El correspondiente a San Lucas aparece borrado con una marca intrusa referente a los caídos del 36. El crucero es de traza renacentista.

En su fuste puede leerse todavía la fecha de su construcción: “Año 1559”. La grafía restante es ilegible y muy difícil de rescatar.

La cruz cimera no corresponde al resto del crucero. Es moderna y recruzada y fue colocada hacia los años 50 del siglo XX. Aparece sin imágenes cerrando sus cuatro ángulos otros tantos baquetones de sección cuartocircular llamados cuarto bocel.

Es una pena ver cómo con el paso del tiempo se van deteriorando poco a poco sus gradas, y como la incultura y la barbarie de algunos han hecho desaparecer por completo, ésta vez, la figura del Evangelista San Lucas con el símbolo correspondiente.

No es extraño, explica Esteban, que la cruz cimera sea muy posterior al resto del crucero porque lo primero que suele deteriorarse es la parte superior de los cruceros entre otras cosas por estar labrada en piedra más blanda.



LA CRUZ DE LOS CONJUROS

Las sociedades rurales eran especialmente sensibles a la idea del maleficio que acecha al mundo por todas partes y puede perjudicar tanto al hombre en su persona como en sus bienes. Entre los mecanismos de defensa figuraba el conjuro contra las tormentas que podían destruir las cosechas. Rezando ante las cruces de piedra o de hierro se pedía para que anulase la tormenta o la lluvia.

BENDICIONES/ La presencia externa de la cruz, a su vez, es el exponente de una actitud interior, del sentimiento fraguado en la religiosidad tradicional y fruto de creencias ancestrales que se han ido sucediendo a través de los siglos.



Textos:

Micaela Portilla
Fortunato Grandes
José María Satrustegui
Esteban Martinez  
Victoriano Palacios            

Fotografías:
Gerardo López de Guereñu
Victoriano Palacios
Don Antonio Lafuente
Zazpi Ruiz de Infante
Jaso Ruiz de Alegría
Txumari Garagalza
Roberto Eguino
Kepa Ruiz de Eguino

Dibujos:
Miguel Marquez
Hombrados Oñatibia
Obdulio López de Uralde   
Archivo Zumalakarregui Ormaiztegui
       

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