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martes, 22 de marzo de 2022

Rescate en Entzia

 


CRONICA DEL RESCATE INVERNAL DE 1960 A LOS TRABAJADORES DEL PETROLEO EN ITAIDA (ENZTIA)


Avelino, Friddel Dineman “la alemana”y Elías Ruiz de Alegría, grandes montañeros


Mi hermano Jaso me pide que haga un esfuerzo, recuerde y escriba lo que ocurrió aquel lejano invierno de 1.960, cuando mi amiga Friddel  Dineman, conocida en el mundo del montañismo alavés como "La Alemana"  y yo subimos a la Sierra de Entzia para ayudar a un grupo de trabajadores de la prospección petrolífera "Urbasa" que llevaban más de una semana bloqueados por la nieve en la zona de Itaida .

Hace ya tanto tiempo que mis recuerdos son vagos y un poco desordenados lo que me obliga a pedir ayuda a mi amiga Ursula Richter, amiga y compañera de trabajo de Friddel en la empresa de perforación.

Gracias a ella he podido ordenar un poco mis ideas y recuerdos y completar muchos datos que sin su ayuda no hubiera sido posible por lo que, desde aquí, deseo expresarle mi agradecimiento, ya que además de los datos que me dio me orientó hacia la Sociedad de Estudios Vascos – Eusko Ikaskuntza y al libro de Kepa Baquedano "Búsqueda de Petróleo en ALava" que lo he leído y estudiado y de el que he conseguido muchos y valiosos datos gracias a la ayuda de la  Srta. Uxue secretaria de la Sociedad. Agradezco al Sr. Baquedano por su interesante estudio y a Esuko Ikaskuntza por su libro, aunque lamentablemente está agotado, me ha servido de gran apoyo y ayuda.

Antes de relatar lo que disfrutamos, pasamos y sufrimos aquel día de invierno del año 1960, quiero hacer una exposición de lo que he conseguido recopilar sobre la empresa perforadora y su equipo humano.

Alava es una zona con muchas posibilidades de esconder petróleo o gas en sus entrañas. No hay más que recordar las explotaciones de Asfaltos de Campezo – Atauri o de gas en Castillo a sólo  4 kilómetros de Vitoria.

Alava concentró el 25% de todos los metros perforados en España entre 1950 y 1970. El único sondeo positivo en nuestra provincia ha sido el del gas de Castillo que ha estado suministrándolo a Esmaltaciones San Ignacio hasta fechas recientes.

Salvatierra – Agurain y su zona fue pionera en tratar de buscar petróleo: La primera licencia concedida en la provincia fue el 6/7/1901, expediente nº 1305 para la mina denominada "Eguileor". El sondeo se inició  en la zona del "El Cristo, se alcanzaron los 450 metros de profundidad y lo financió Don Ignacio Murua  y Balzola, Conde del Valle y vecino de Bergara.
Luego hubo otros intentos, también sin resultado, por lo que no es de extrañar que la zona fuera objeto de interés para la empresa estatal INI (Instituto Nacional de Industria) que, a partir de 1.952 se quedó con todos los derechos de explotación del estado español.  Para ello se apoyó en la empresa CEPSA constituida en 1.929 y fundó la sociedad CIEPSA (Compañía de Investigaciones y Exploraciones Petrolíferas S.A.)

Con esta empresa como base se llevó a cabo una "Joint Venture" con la Compañía Holandesa – alemana GULF DEILMAN. Según la leyes de la época la empresa española tenía el 51% y la extranjera el 49% restante. Las bases técnicas eran holandesas – germanas y las administrativas españolas.

CIEPSA localizó una prospección que consideró optimista en el pueblo de Alda en el Valle de Arana y en el año 1.956 alcanzó en el pozo "ALDA I casi los 5.000 metros  y fue la perforación más profunda de Europa hasta los años setenta.

En  el año 1.959 vinieron a perforar a la Sierra de Entzia con las prospección URBASA I que es la que nos va a ocupar el presente trabajo.

El ingeniero jefe de la Compañía era el Dr. KLaas; el Dr. Bijvank era el jefe de geología y micro paleontología ayudado por un joven de Estella,  llamado Adolfo Eraso, hoy famoso glaciólogo y experto en la Antártida.

Como geólogo estaba el Dr. Schmidt y como responsable jefe administrativo era Don Rafael Tejero. Las Srtas. Friddel y Ursula estaban en la Secretaría Técnica del Director Geológico. CIEPSA estaba domiciliada en Vitoria – Gasteiz en la Calle Portal de Castilla nº 46.



Para llegar a la zona de sondeo que, después de numerosas pruebas se fijó en las Campas de Itaida, tuvieron que hacer la carretera que sale del Puerto de Opakua y que luego fue ampliada hasta las proximidades de Legaire, en el término de Igurita y más allá.

Para refrigerar las brocas de perforación aprovecharon el agua de la Fuente de Iturbaz en lo que hoy aún se llama la "Presa de los Alemanes" y desde ella y siguiendo el trazado de la carretera llegaba a la perforación.

Después de este preámbulo, ya tenemos a la empresa CIEPSA con sus equipos humanos y mecánicos instalados en la Sierra de Entzia. Son los primeros días del mes de Agosto del año 1.959 y las brocas comienzan a perforar. El equipo humano es de 20 personas además de los responsables y están divididos en dos equipos de 10 personas cada uno. Los relevos hacían semanalmente en vehículos todo terreno "Land Rover" fabricado en Linares (Jaén) subiendo al Puerto de Opakua desde Agurain.

Los trabajadores vivían en barracones, bien acondicionados para la época (mediados del siglo pasado) y estaban comunicados con la sede de la compañía a través de una estación de radio.

Según avanza el sondeo  se van  encontrando indicios esperanzadores de petróleo y gas, pero en todos los casos resultan pequeñas bolsadas que no justificaban su explotación. Finalmente la perforación llegó a los 3.835 metros y se cesaron los trabajos en Agosto de 1.960.

Durante el verano y el otoño la climatología ayudó, pero al llegar el invierno comenzaron a caer pequeñas nevadas que no entorpecían los trabajos y las labores de prospección se iban realizando con absoluta normalidad.



LA GRAN NEVADA

El problema comenzó con la gran nevada que cayó entre finales de Febrero y comienzos de Marzo.

Durante más de una semana no cesó de nevar, las carreteras ce cerraron y sólo se mantenía abierta a duras penas la Nacional I, aunque con grandes dificultades. En cuanto a la carretera de Agurain a Opakua sólo estaba abierta hasta el paso a nivel y luego era un manto blanco que crecía cada día.


Sondeo Urbasa en Itaida en Entzia con nieve en 1960.
F. Baquedano


El inicio de esta nevada coincidió con el cambio de turno y los vehículos que subían a los trabajadores y responsables al sondeo no podían llegar hasta él. En el Puerto de Opakua tuvieron  que volverse los vehículos hacia Vitoria, mientras los trabajadores tuvieron que hacer el camino restante a pie.

Al llegar se juntaron casi treinta personas, pues, ambos turnos se habían quedado en la perforación. Tenían alimentos suficientes aunque no muy variados para algunos días, pero al cabo de los días comenzaron a faltar algunos medicamentos. Así las cosas, al cabo de una emana pidieron ayuda a la sede central y, en este momento, comienza a organizarse una acción de apoyo que se inicia el sábado de esa semana.


Elías Ruiz de Alegría y Friddel en 1960


La técnica alemana Friddel se pone en contacto telefónico con Elías Ruiz de Alegría y le propone intentar subir al día siguiente hasta los sondeos de Itaida. Después de estudiar la situación, había casi un metro de nieve en el pueblo, quedaron para intentar la subida al día siguiente domingo a las 9 de la mañana.

EL RESCATE EN LA SIERRA DE ENTZIA


Tras preparar el equipo, esquís, botas, raquetas, algo de comida y ropa de abrigo. A las nueve de la mañana del domingo estaba esperando en la carretera junto a la antigua gasolinera manual.


Una de las impresionantes nevadas que caían en Agurian – Salvatierra a mediados del siglo pasado


El tiempo pasaba y allí no llegaba nadie; a las diez y media llegó,  por fin, el Land Rover con Friddel y lo que teníamos que subir, bastantes medicamentos, además de las otanas de pan recién cocidos.

Las causas  del retraso fueron dos, la primera que tuvieron que recoger todos los medicamentos de la Farmacia de la Sra. Lérida de la Calle Postas, que además de conseguirlos, abrió a las seis de la mañana para prepararlos y embalarlos adecuadamente y la segunda que el viaje de Vitoria hasta Agurain les había llevado más de hora y media por la nieve acumulada.

Rápidamente preparamos todo y salimos en dirección al Puerto de Opakua. Pasado el paso a nivel nos pusimos los esquíes y comenzamos la subida tediosa y lenta porque, a  pesar de ir sobre esquís nos hundíamos hasta las rodillas y hacer huella costaba mucho en aquella nieve blanda y esponjosa.

Llegar al pueblo de Opakua exigió más de una hora y comenzamos a aceptar que, subir y bajar en el día, iba a ser imposible, como así sucedió.

Y entonces fue cuando cometimos un gran error, tratando de ganar tiempo cambiamos los esquís por raquetas y en las últimas casas del pueblo abandonamos la carretera para intentar subir por las laderas pensando que ahorraríamos tiempo al atajar en recto las curvas de la carretera. Nuevo problema, el avance era más lento y trabajoso y al superar la zona de la vaguada del riachuelo y comenzar a subir vimos que si seguíamos aquello era una trampa que nos estaba engullendo. Deliberamos, volvimos a calzarnos los esquís, dimos la vuelta y otra vez a la carretera.


Elías Ruiz de Alegría, profesor de la escuela de alta montaña.


Otra hora perdida y a seguir  su trazado, apenas perceptible, que nos introducía en un mundo blanco, solitario y rodeados primero de robles de aspecto fantasmal totalmente rebozados en nieve y luego de hayas con una figura igualmente tétricas, dada la gran cantidad de nieve que almacenaban.

Desde que salimos de Agurain nieva suavemente con copos grandes y esponjosos que van cubriendo poco a poco lo que nos hacía parecer muñecos de nieve que se movían lentamente y que de vez en cuando, se paraban para descansar, beber agua y comer algún fruto seco.

Seguimos subiendo,  en algunos sitios, sobre todo en las curvas, nos encontramos con grandes ventisqueros más altos que nosotros, algunos de más de tres metros que tenemos que atravesarlos. En más de una ocasión nos asalta la idea -¡Pero que diablos hago yo aquí!. -¡Mejor nos damos la vuelta y a casa!. Friddel es la más optimista -¡arriba! - ¡arriba! , pero el ascenso no parece acabar nunca.

Por fin hacia las cuatro y media de la tarde llegábamos a lo alto del Puerto de Opakua y enfilamos la traza de la carretera hacia el sondeo de los petroleros. El tiempo iba mejorando por momentos, hace mucho frío, pero no nieva. Avanzamos más rápido y con menos esfuerzo.

A la caída de la tarde, avistamos el sondeo de Itaida y somos recibidos por todos los trabajadores con mucha emoción. Habían estado todo el día muy preocupados  esperando nuestra llegada y sin noticias. Entonces no había móviles como hoy, aunque en la Sierra Entzia, tampoco es que haya mucha cobertura. En aquello tiempos salías y tenían alguna noticia tuya cuando llegabas.


Trabajadores del sondeo Urbasa, en Itaida, foto de Benjamín Baquedano


La vista del pan y de los medicamentos les hizo mucha ilusión, pero creo que lo que más les afectó fue ver que dos personas habían llegado hasta ellos, lo que les dio una sensación de que no estaban totalmente solos y aislados y había una esperanza de que de aquí se podía salir.

La noche fue cayendo lentamente y el cielo se puso completamente raso con miles de estrellas que brillaban como nunca las había visto antes. Por radio comunicaron nuestra llegada, cenamos juntos y a dormir a los barracones.

Tras una fría noche amaneció un precioso día con un sol radiante, era lunes, en el cielo no había ni una nube y lo que ayer era triste u lúgubre como en la noche se transforma en luz y alegría la mañana al amanecer, los árboles dejaban de ser  fantasmas con sus ramas desplegadas y amenazantes pasan a ser esculturas blancas que semejaban figuras alegres y divertidas.

Desayunamos, nos calzamos los esquíes y comenzamos a desandar el camino de ayer, hoy mucho más fácil. Los esquíes se deslizan con facilidad y poco esfuerzo por las huellas que se han endurecido con el frío de la noche.


Término de Iturbaz, en Entzia “presa de los alemanes” en 1962


A la hora de comer, aunque un poco tarde, llegábamos a Agurain y la aventura, para nosotros se había acabado. No así para otros.

Tanto desde el pueblo de Opakua, como desde Agurain y sus anejas, así como en Iturrieta ya habían comenzado a trabajar para abrir la carretera con aquellos quitanieves de dos maderos unidos en cuña tirados por varias yuntas de bueyes;

Que diferencia de las modernas máquinas actuales. Como la cantidad de nieve era tanta, cada cuña iba tirada por seis parejas y hasta diez parejas de bueyes.

En un par de días la carretera quedó abierta y Friddel y yo disfrutamos con el recuerdo de lo que se había conseguido y de las penalidades pasadas, que ahora parecían alegres aventuras.


Elías Ruiz de Alegría
Ex profesor de la escuela de alta montaña


Acompañamos el presente escrito con una carta que hemos encontrado en la Revista Crónicas Iberoamericanas del año 1917 sobre el petróleo en Agurain enviada por Dionisio Preciado.


EL PETROLEO EN AGURAIN - 2
Crónicas Iberoamericanas Noviembre 1917

Petróleo en Salvatierra de Alava

Fotografía de las prospecciones petrolíferas que se realizaron en Agurain en 1917, de Dionisio Preciado – se trata de la huerta junto al Barrio del Rosario, al fondo la Iglesia de San Juan.


Nuestro suscriptor Don Dionisio Preciado de Salvatierra nos comunica que en terrenos de su propiedad, sacando piedra de una cantera hace algunos años tropezaron los operarios con una grieta efecto del correspondiente corrimiento de terreno de unos 25 cntms. de ancho y cuya longitud es todavía desconocida.

Recogidas estos y destilados dieron una mezcla de hidrocarburos que analizados en San Sebastián, Santander y Bilbao resultaron ser petróleo de superior calidad.

Demandado del terreno petrolífero una compañía española de sondeos estuvo trabajando por espacio de cuatro años y llegó a una profundidad de 954 metros hasta que por fin tubo que abandonarse la empresa por resultar muy caro el sondeo.

Cuando estalló la guerra europea, se habían iniciado negociaciones con dos empresas extranjeras que se comprometieron a continuar los trabajos, pero los acontecimientos impidieron proseguir adelante.

El señor Preciado asegura que el terreno donde se halla ubicado el pozo petrolífero como la mayor parte de la llanura alavesa de sedimentos de algunas formaciones e piedras calizas con fósiles abundantísimos de animales marinos, montones gigantescos de erizos de mar, etc.

El centro de Alava se encuentra a 10 kmts en línea recta del punto y cree el citado señor que el petróleo se encuentra entre las piedras calizas que se pueden obtener, para salir libre a la superficie.

Artículo publicado en la Revista CRONICAS IBEROAMERICANAS en el año 1917.


Textos y fotos:

Elías Ruiz de Alegría
Benjamín Baquedano
Jaso Ruiz de Alegría

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