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miércoles, 9 de marzo de 2022

Molinos y molineros

 MOLINOS  Y MOLINEROS DE AGURAIN











Kepa RUIZ DE EGUINO

EL MOLINO DE URGUTXI A PRINCIPIOS DEL SIGLO PASADO



MOLINOS EN EL SIGLO XIX


En Agurain, hasta el siglo XIX, el servicio de los molinos del Concejo se sacaba a remate hasta que pasaron a ser de propiedad particular, en fecha próxima al año 1810, también a finales de ese siglo el 20 de Julio de 1899 se da de alta una fábrica de harina la que siguió en actividad hasta el año 1910.

De los antiguos molinos de Agurain, solamente el de San Juan continuó molturando los cereales que se dedican para hacer harina que son el trigo, avena, cebada, yero, alholva, habas, etc..



Los cereales dedicados para consumo del ganado, los labradores los preparaban mezclados para moler, llamados mestos, para alimento del ganado de trabajo, hasta que fue sustituido por la fuerza mecánica y para el ganado que se echaba en primavera al monte hasta que la primera nevada invernal cubría las hierbas del monte y lo bajaban al establo y lo mantenían con harinas y pienso.

Más tarde al aumentar la superficie de tierra para cultivo, fue progresivamente disminuyendo su crianza y respecto a la harina de trigo se dejó de moler cuando los fabricantes de pan se decidieron a recorrer los pueblo ofreciendo el pan del día lo cual motivó que se dejase de hacer el pan casero.

El último molinero de Agurain fue Felipe Viana Legorburu, que en los años 20 atendía el molino de San Juan y que tenía el derecho de las aguas que circulaban por el cauce desde el día de San Martín, patrono de los molineros, hasta el día de San Juan Bautista, desde aquella fecha las huertas disponían del agua para regar, en los días y horas que les correspondía según las Ordenanzas decretadas por el Municipio.

Felipe Viana, que desde su juventud atendía el molino, en verano y en épocas de mucha urgencia por necesidad de harina para pienso y amasar el pan, molía en el molino eléctrico de su propiedad, junto al barrio de San Martín. Por ser un gran especialista y por su buena voluntad, cuenta Larramendi, era requerido por varios Concejos para mantener el rendimiento de los molinos comunales para el servicio de los vecinos de los pueblos y aldeas y que estaban activos en algunos pueblos como Gaceo, Ocariz, Munain, Ordoñana, Heredia, Zuazo, Guereñu, Arrieta, Ullíbarri- Jáuregui y Adana.

Algunos vecinos de los pueblos limítrofes en periodo de estiaje, al no tener agua para moler en los meses de verano, venían a moler al molino de Agurain.

Aquella antigua industria que a través de los siglos hasta fechas recientes había hecho un gran servicio a la comarca, moría como otras muchas actividades artesanales de nuestra Villa, que han sucumbido ante la monopolización, producción en serie, etc...

En sesión del 20 de febrero de 1968 se acuerda la compra de la presa y el cubo, donde se contenía el agua que movía el molino, a su último propietario Felipe Viana. Fue rellenada hasta igualar con la carretera que va a Zuazo y destinada para aparcamiento de coches.



EL MOLINO DE SANTA MARIA O DE SAN JORGE

En la actualidad ya no existe este viejo molino también conocido como de Santa María o de San Jorge. Su historia corre paralela a la de su compañero de San Martín. Perteneció al Concejo, como éste, hasta ser enajenados en 1810. Se hallaba situado en las Eras de San Jorge.

Cuenta Carlos Martín en su libro de Ohitura dedicado a los molinos de Alava que la demanda de harinas de una población como Agurain, que en buena medida se dedicada al comercio, no podía ser atendida por estos molinos, lo que obligaba a los panaderos y demás vecinos a utilizar otros molinos de la zona con mayor capacidad que éstos, escasos de agua en una parte del año. Por este motivo, se intentaron levantar otros edificios molinares que tropezarán siempre con anteriores privilegios, impidiéndose su construcción. Tal fue el caso de los que se pretendieron construir en Alangua y Eguileor.

Proyecto de construcción de un molino en Alangua y Eguileor

En el Archivo Histórico Nacional, existe un proyecto de finales del año 1818 de Francisco Xavier de Onraita , vecino de Alangua, que solicita licencia para construir un molino en Eguileor y otro en Alangua porque “es constante existir falta de molinos, principalmente en época de sequía, pues entonces se tiene precisión de ir a moler los granos a bastantes distancia”.

Le es concedida el 16 de Enero del siguiente año, con expresa mención de las condiciones en que fueron vendidos los dos molinos de Agurain, recordando que éstos y los regantes de las huertas tenían prioridad en el uso del agua. Pero no existe noticia alguna que la construcción de ambos molinos se llevara a cabo.


Viana el último molinero en la merienda de Santa María
Ruiz de Eguino, el”chino”, “figuras” y el “moli”

LA RUEDA DE URGUTXIA

Hoy ya no existe este viejo molino, como decíamos de Urgutxia, conocido como molino de Santa María o de San Jorge.

Fue propiedad en la Edad Media de varios socios porcioneros hasta que en el año 1446 es vendido al Cncejo de Salvatierra – Agurain. Uno de los primeros propietarios que tenemos noticia es Gomes Fernández de Paternina, que ocupaba cargo en el Cabildo, vende su porción en la cantidad de 5.000 maravedíes:

“ por rason que nos el dicho conçejo hemos tomado e comprado de vos el dicho Gomes Fernandes la parte que nos avedes en la rueda de la puerta de Santa María de la dicha villa e para que el pago de ello vos bemos a dar e pagar çinco mill maravedies...”

Este pago lo efectuará el Concejo a través de la venta al propio Paternina de varias heredades situadas en el término del despoblado de Abitona, llamados  -Mendiguria, Larrunbe, Mendiguren y Mendixur, entre otras – por las que abona 6000 maravedíes. La venda debió de levantar suspicacias entre los vecinos de la vieja Agurain pues en el Archivo Municipal aparece un escrito que dice:

“agora nuebamente era benido a su noticia que algunos vexinos e moradores de la dicha villa desian que la dicha bendida obo enganno e que non devia valer la tal bendida mas antes devia ser retrasada e anulada”.

Ello obliga al Concejo a ratificar la venta en Junio de 1447.

En el Archivo Histórico de Protocolos de Alava aparece la primera tasación de la maquinaria de esta rueda, y de la de San Martín, que conocemos data de 1552, año en que la toma en remate Pedro de Contrasta por 6 años.

(
AHPA- Protocolo nº 6492, folios 71-74, del año 1552, Escrib. Antonio de Learan)

En el año 1573 toma en remate la rueda por un año Juan de Ocáriz, vecino de Okariz, al precio de 54 fanegas de trigo. De ellas cuatro servirán para el arca de misericordia del Concejo.

(AHPA- Protocolo nº 4424, folio 26, año 1573, Escrib. Pedro Ruiz de Luzuriaga)

En el año 1593 Martín Ruiz de Luzuriaga solicita al Concejo permiso para destinar al riego de su huerta:

la sobra de el agua que ba por un calze por donde se ba al agua al molino o rrueda que llaman Urguchia”, sita “ por donde pasan las jentes desde la puerta de Ula desta dha. Villa a la puente que llaman Çufibarria”.
Se le concede.

En Junio de 1592 toman “las rruedas de Huriguchia” a remate Juan Sáez de Segura y su hijo de igual nombre, por un periodo de 6 años y renta de 50 fanegas de trigo. Poco después fallecerá el hijo.

En el año 1630 toman la rueda a medias entre dos matrimonios, Miguel de Ullíbarri y María de Arrizala y Domingo García de Arriola y Petronila Sáez de Alzain, vecinos todos de la Villa, por 1 año y la elevada paga de 80 fanegas de trigo y 4 más para el Hospital, con las obras a su cargo (AHPA. Protocolo 2213, folios 16-17, año 1630, Escribano Bernabé Ochoa de Chinchetru).

Cinco años después en el año 1635, lo toman a remate Juan de Eguílaz y Magdalena Sáez de Segura, vecinos de Agurain, por tiempo de un año y 51 fanegas de trigo más las cuatro de costumbre para el hospital.

Fermín de Urra, vecino de la Villa y rematante del molino, subarrienda a finales de febrero del año 1654 la rueda a Martín López de Garayo, vecino de Albeniz, hasta el día de San Miguel, por 8 fanegas de trigo.

Unos años más tarde encontramos de molinero a Asensio de Cerain, vecino de Araia, en el año 1685, quien pagaba a la Villa 21 fanegas de trigo al año.

En el año 1698 el maestro carpintero Ignacio de Ezcurra (no sabe firmar) realiza varias obras en la rueda conforme a las condiciones del Concejo.

UNA HISTORIA TRISTE EN EL MOLINO DE URGUTXIA

Hoy ya no existe éste viejo molino conocido como de Santa María o de San Jorge. Su historia corre paralela a la de su compañero de San Martín.

Perteneció al Concejo hasta ser enajenado en 1810. se hallaba situado en el Barrio de San Jorge junto al cementerio, cerca de lo que hoy es el Convento de los Frailes.

La madrugada del 13 de Enero de 1706 tubo lugar un hecho luctuoso dentro del molino de Urgutxia.

Juan Ruiz de Eguino tenía arrendadas las dos ruedas de la Villa y a su cargo un mozo, Juan López de Gázeta. Según contó posteriormente el molinero, el mozo había salido entrada la noche, de la rueda de San Martín con la llave del de Urgutxia y la intención de pasar la noche en ella. Cuando a la mañana siguiente alguien fue con carga de grano a moler, encontró el molino cerrado sin que nadie respondiera a sus voces.

Dentro ladraba el perro. Después insistir sin resultado, sospechando que algo anormal había ocurrido durante aquella noche fue a dar parte a los alguaciles de la Villa, quienes se personaron en el molino y al cabo descerrajaron la puerta. Dentro encontraron al mozo ensangrentado y sin vida y sentado “entre la linterna y la rrodilla del molino” con su fiel perro a sus pies, en un principio se pensó que se trataba de un asesinato, al intentar robar la harina, pero al acudir el médico y tras un examen pormenorizado del cadáver, concluyó que le sobrevino la muerte al ser enganchada la ropa por algún diente con la linterna y golpeado cuando intentaba engrasar la propia linterna y palanca de la rueda. Tenía roto el espinazo y una clavícula. Según declaró el molinero, lo tenía a su servicio desde 1705 con un sueldo al año de 9 fanegas de trigo y un doblón.

Hasta aquí la historia que se encuentra escrita en el Archivo Municipal de Agurain caja 160 – nº3 , por la Villa de Agurain, sobre lo que ocurrido en el molino de Urguchia aquella fría noche de Enero de 1706.


EL MOLINO EN EL SIGLO XVIII


En el año 1741 es arrendada a la Villa la rueda por Pedro López de Heredia para un total de 6 años, a un precio de 60 fanegas de trigo anuales, según consta en el Archivo Municipal de Agurain.

Las dos ruedas de la Villa y sus rentas quedan sujetas a hipoteca al solicitar ésta un préstamo de 5.000 ducados en 1744.

“ para con ellos satisfacer algunas deudas que tiene contra sí  esta Villa”.



ALGUNAS NOTICIAS DE LOS MOLINEROS EN LOS JUZGADOS

Año 1764:

Pedro de Sagastui, molinero, acusaba "grave y criminalmente" a Fausto de Lahidalga, convecinos, porque "estando prohivido por todos derechos ofender al Próximo tanto de obra quanto de palabra, el dicho Fausto, llevado de su altivo, sobervio, enconoso y vengativo genio y sin themor de Dios, ni de la Justicia y sin causa ni motivo alguno armó zierta pendencia, quimera y ruido con diferentes vecinos de la Villa que bolbian a sus respectivas casas de resulta de haver corrido cierto apeo y mojonera con elconzexo y vezinos de Larraona, Reyno de Navarra y habiendo intervenido yo (Pedro) por medianero para apaciguar y sosegar la quimera me hizo este (Fausto) los más ignominiosos ultrages, dándome mui rezios y fuertes golpes en varias partes del cuerpo y no parando en esto su temerario arroxo, encono, altivez y sobervia, me mordió tan fuertemente de uno de los dedos de la mano izquierda" que se lo tuvieron que cortar.

Volvían de Larraona en cuadrillas cuando Martín de Alday pidió al alcalde, suegro de Fausto, le diera la vara "para que viniese con mas comodidad" y se pusieron a rezar el Rosario "y caminando con esta paz y quietud les alcanzó Fausto diciendo en voces altas y descompuestas, que por que le quitaban la vara al alcalde". Y así se armó la quimera.


Desde 1785, los molineros serán de la familia Mendía lo sabemos por las numerosas denuncias que aparecen el Archivo de Agurain:


QUERELLA CONTRA LOS MENDIA, MOLINEROS DE AGURAIN


Año 1785
:

Hipólito de Lacalle y Joachim Centol se querellaban contra el molinero, Francisco de Mendía porque "con motibo de la festibidad del Apóstol Santiago Patrón de las Españas, salió mi muger (de Centol) Águeda de Zufia a la danza que se llebaba con tamboril en la plaza de San Juan y andando en la diversión tropezó con Francisco y dándose por ofendido de una acción tan natural, pues ya se bee que el bayle se compone de mobimientos violentos alegres y festibos, empezó a darle empujones y llebado de su genio, procaz insolente y atrebido, tubo el descaro y atrebimiento de tratarla de cochina, puerca y otros dicterios mui denigratibos y soezes, siendo asi que es limpia en todas sus operaciones, familia y demás circunstancias que pueden condecorar y laurear a una muger y a Hipólito de cochino, puerco, mala raza y generación, quando es notorio que desciende de christianos biejos, no castigados ni punidos por Inquisición".



LOS MOLINEROS DE NUEVO ANTE LA JUSTICIA

En el Archivo de Agurain aparecen varias denuncias contra los Mendía, molineros de Agurain:

1793: Pedro de Mendía se querella contra Francisco de Mendía, convecinos y molineros por haberle llamado "ladrón, mentiroso, cabrón y aun otras palabras indecorosas que se omiten por decoro del Tribunal". Y todo por no dejarle un "piquete de yerro" que Pedro había llevado a la fragua de Araya a recomponer, viniendo hacia él "como un león" y pretensiones "de quitarle la vida con una azada". Y como las expresadas injurias eran "de las más atrozes proividas con especial encargo por Leyes del Reyno por la infamia que causan y ser mui perjudicial al matrimonio la de cabrón y perniciosas al honor, pureza y fidelidad" le acusaba "grave y criminalmente".    

El molinero estaba "en la Vía de Araya". Eran primos. Francisco reconoció no "hallarse con aquella serenidad de animo" y que no le llamó propiamente ladrón sino que "a andar así no necesitaba de ir a Sierra morena". Estaba dispuesto a reconciliarse con su primo argumentando de esta manera: "cada día bemos entre los parientes discordias y oímos palabras que con otros serían graves pecados, sepultados, quedan entre paredes".

Por otra parte, "la ira que concebí en la negativa de los utensilios, anonada el delito, pues como se dice en el derecho, lo dicho y hecho con el calor de la ira se tiene pro non facto vel dicto". Y así, en presencia del alcalde y tres testigos pidió perdón a su primo Pedro "de todas las injurias y agravios".


MAS DENUNCIAS Y QUERELLAS

En el año 1796 hubo una querella por palabras ofensivas. Esta vez presentada por Pedro de Mendía en nombre de su hijo Julián, contra Manuel de Mendía, su sobrino de 17 años porque dijo públicamente que era hijo "ageno", dando a entender que "mi esposa tubo estrecha amistad con otro sugeto con quien supone tubo mi hijo".

Habían estado riñendo sobre quién había dado más porte a los carreteros que bajaban la harina desde los molinos de Araya y en ese marco le dijo lo que le dijo y sacó una navaja "con ánimo de descargar el golpe contra el precitado Julián".

Por lo visto joven Julián le había dicho a Manuel que su padre era "charri-alcate" y le respondió que él era hijo ajeno.

El alcalde, por su parte, les vino a decir que no había que multiplicar tanto estas querellas oficiales sobre palabras ofensivas dichas en circunstancias así sin reflexión y que mejor sería la reconciliación y mutuo perdón. Cosa que no admitió Manuel, por lo cual, "atendiendo a su corta edad se le condenaba en ocho años de servicio a la Marina en la clase para que fuese útil".

Ante lo cual, el curador de Manuel, Mateo de Iparraguirre, abrió querella porque Julián también le dijo que su padre era un "charri-alcate" que quiere decir "alcalde de cochinos” siguiendo sus palabras feas e ignominiosas asta decir a mi menor que havia jodido una Moza, de lo que dimanó que resentido, provocado e insultado Manuel dijese a Julián hijo ageno", lo cual no era ofensivo porque era algo "común y notorio en la Villa ya que la madre de Julián antes que casarse con Pedro de Mendía tubo dos tropiezos carnales, los quales fueron públicos y notorios", incluso para el mismo alcalde ya que él era sabedor de esto porque fue criada en su casa, de lo cual había resultado mal fundada la querella de Pedro que llevó adelante el alcalde por tratarse de personas que habían servido en su casa.

AÑO 1799

En 1799 Pedro de Mendía, vecino de esta localidad, toma de nuevo a remate este molino – y el de San Juan- por espacio de 4 años y renta de 57 fanegas correspondiente a él. Cobrara una maquila máxima de 1,5 libras por arroba. Caso de hallarse parado el molino por falta de agua deberá acudir a otros con el grano, cobrando entonces 2 libras por la misma cantidad. Los vecinos no están obligados a moler en él.

En 1803 lo tomará por dos años Francisco Mendía, vecino de la Villa, con paga de 44 fanegas anuales. Rigen las mismas condiciones que en el anterior arrendamiento.

DENUNCIAS AL MOLINERO POR PEGAR AL PRESBITERO


Año 1807
:

Autos de Real Oficio de Justicia sobre desacato cometido en la persona de D. Manuel Vicente García de Andoin, presbítero, por varios mozos de Salvatierra.

D. José de Eguino, regidor y juez por ausencia del alcalde, de acuerdo con el asesor abogado de los Reales Consejos y por testimonio del escribano, dijo que se le había dado parte de que "en la noche del ocho del corriente (marzo) y a cosa de las diez de ella, a tiempo que D. Manuel Vicente García de Andoin, presbítero Beneficiado de las Yglesias unidas se retiraba para su casa en compañía de su prima Doña María AntoniaArdanaz, y cuando esperaba que se le abriese la puerta que ya havia tocado, vio salir de una de las casas de su inmediación a tres hombres, que tomaron el giro por los soportales u olbeas y que el uno de ellos desprendiéndose de la compañía de los demás, se arrojó para el expresado D. Manuel Vicente y agarrándole con una mano de la ropa talar por hacia el cuello y levantando la otra en ademán de sacudirle o herirle, vertió algunas expresiones en tono de amenazas revestidas de algunas palabras obscenas; que sin duda hubiera cometido algún atentado a no haberse abierto en este mismo crítico lance la puerta del enunciado Presbítero Andoin, por su criada, que iba con la luz en la mano, por cuya causa, y para que no se le conociera al agresor, que al parecer llevaba una arma en la mano diestra; se desprendió de dicho D. Manuel Vicente y tiró a ocultarse huyendo hacia los parajes más obscuros".

Por todo esto se levantó Auto de Oficio. Los tres hombres eran José de Mendía, Miguel de Aguirre y Celedonio Matauco, criado de Juan de Aguirre, siendo el culpable José de Mendía, el molinero, si bien en su declaración dijo no estar de acuerdo con la versión dada, ya que al ser de noche tropezó con el cura y no hubo ni amenazas ni palabras de más.

D. Vicente, por su parte, "no correspondiendo a mi carácter e instituto mezclarme en letigios, mayormente aliándose rebestidos de alguna criminalidad" dejaba en manos del tribunal estimara la providencia que le pareciese más arreglada a Justicia, "sin exigir por lo que a mi toca la menor satisfacción".

Documentación:
Archivo de Salvatierra – Agurian
La Moral en los siglos XVIII- XIX- Jesús María Alday


MOLINEROS EN SIGLO XIX

En el año 1808, estando de molinero Juan Antonio de Echevarria y Pedro López de Munain en los dos molinos de Agurain, y a falta de dos años para la conclusión del arrendamiento, van a acordar que el primero tome los dos molinos porque :

durante las estaciones del verano falta el agua necesaria en los Molinos de esta refererida Villa, y que uno de los Constituyentes es mui suficiente pª la conducción de las Arinas de los expresados Molinos”.

Es privatizado junto con el San Martín en febrero de 1810, pasando a manos de Julián Ruiz de Ibarreta, molinero acaudalado que pujará en el año de 1812 por uno de los molinos de Araia. La razón residía en que debía aprontar la Villa 5,5 millones de cereales para la contribución de guerra. Se sacarán los dos molinos juntos a la subasta. El precio pagado por ambos fue de 26.824 reales. Se garantiza  al comprador que nadie podrá hacer uso del agua para riesgo de las huertas en tanto no hubiera agua suficiente para mover los dos molinos, pero también se le da derecho a hacer otras captaciones para el cauce, siempre que no afectara a terceros. Por este motivo se  permitirá a los regantes el uso del agua a condición de que no estorbe el normal funcionamiento de las dos industrias. Se establece como condición previa que ningún molinero podrá sacar grano de Salvatierra o de sus barrios para ser molturado en otros molinos, pero si podrán hacerlo los vecinos que lo deseen cuando se trate de su propio grano.

Cuando en el año 1837 se mantienen vigentes  las disposiciones anteriores sobre los molinos y molineros que datan desde tiempo inmemorial, tal afirmación nos induce a pensar que los orígenes de la instalación de un servicio tan primordial se oculta en el pasado que se ignora.

Más tarde en el año 1844, su propietario era Gaspar Urieta, quien tantas intervenciones hiciera a raíz de la promulgación de la Ley de enajenación del Clero Secular, en 1841. Al parecer trató de modernizar la maquinaria, invirtiendo en la renovación 11.000 reales al menos. En 1849, acoado por las deudas, hará cesión de sus bienes a los acreedores. En 1851 la fábrica es adquirida en subasta por Antonio Fernández de Larrea, vecino de Araia por 54.241 reales y 22 maravedíes, y Jeronimo de Betegón, vecino de Madrid por 104.936 reales y 12 maravedíes.


Antigua fábrica harinera de Urgutia, en 1920, cuando ya era Seminario Claretiano, desde el paseo de las murallas, en primer lugar el Barrio de San Jorge.


FABRICA DE HARINAS DE URGUTIA

Pertenecía a Miguel Francisco Goicoechea Ondarra, quien se lo arrienda a finales del año 1864 a Ildefonso Inchausti Azcárate, de 28 años de edad y vecino de Salvatierra, por un periodo inicial de 5 años, al precio de 6.000 relaes al año en metálico.

Tenía éste como fiador a Martín Lasa Güena de 41 años, con el formará breve sociedad. Para ello Ildefonso había aportado la cantidad de 8.000 reales pero por causa que desconocemos se separa de la comandita dejando a Martín. Éste toma el arriendo en las mismas condiciones anteriores el 13 de Febrero del año siguiente, comprometiéndose a pagar un 5% de los 8.000 relaes a Ildefonso. Tenía para entonces cuatro piedras dispuestas a modo de Fábrica de harinas y horno aparte.

Por entonces molturaba un mínimo de 6.000 fanegas de grano en los 6 meses al año que estaba funcionando, empleando en ello a 5 operarios. Una parte del grano procedía de la vecina Navarra.

Pocos años después, en 1870 el propietario de la fábrica era Luis López de Angulo Gonzalez, vecino de Briviesca, que hipoteca la mitad de ella para seguro de un préstamo. Ocupa un superficie de 290 m2, con sótano, dos pisos y desván.

La fábrica harinera pasará a propiedad de María Cruz López de Echazarreta, casada con el industrial Juan pedro Sesé Trespuentes, vecino de Agurain. En el año 1899, fallecida la propietaria, el viudo, contando con 59 años, y su hijo Alejo Sesé Echazarreta, vecino de Logroño y gerente de la fábrica de Tabaco, la venden por 35.000 pts. a Domingo Azcarraga Zabala, vecino también de esta localidad.

Tenía en el primer piso 4 piedras de tipo tradicional.


EL MOLINO DE URGUTIA O DE SANTA MARIA

Como decíamos a mediados del siglo XIX desapareció como molino, ocupando su lugar una moderna fábrica harinera, la primera instalada en todo Alava siguiendo la tipología de fábrica de pisos ideada en Gran Bretaña. Esta industria no tuvo una pervivencia muy halagüeña, pues a finales del mismo siglo XIX, entra en decadencia siendo endosada en distintas ocasiones hasta su total desmantelamiento industrial en los primeros años de la segunda década del presente siglo.

El característico edificio que distingue a esta modalidad de industrias harineras, de marcada planta rectangular, con una altura de cinco plantas, fachadas rasgadas con numerosos vanos ordenados en ejes verticales y distribuidos simétricamente continúa vigente entre nosotros, gracias a la reconversión del mismo en 1918 para albergar a un Seminario de la Orden religiosa de los Claretianos.

Esta comunidad mantuvo para uso propio una pequeña instalación de molienda. Recientemente, se ha construido anexo al anexo al antiguo edificio industrial unas modernas instalaciones que acogen los servicios de una residencia.

La escasa proyección en el tiempo lograda por este complejo industrial harinero de Santa María tuvo en los problemas derivados de la captación  del agua necesaria para su funcionamiento una de las causas más determinantes en el cese de su actividad industrial.

En 1853, el Concejo de la villa concede permiso a los dueños de la harinera para la construcción de una presa, detrás de la fábrica, sobre el río Zadorra.

Tres años más tarde a la erección de presa, ante la queja interpuesta por varias personas afectadas por las continuas inundaciones que tal obra provoca en las heredades de su entorno, el Concejo exhorta a los propietarios de la misma a rebajar la altura la misma, en un pie. Al parecer, esta solución no surte los efectos esperados, al repetirse de nuevo en 1866 nuevas quejas de los daños que produce en la fuente y lavadero de Santa María así como en las fincas colindantes.

En este último año, el Concejo decide mandar un oficio a los propietarios de la fábrica a fin de que rebajen o derriben la presa en un plazo de quince días.  



SUBASTA DE UNA FABRICA DE HARINAS  (22-05-1897)

En esta fecha aparecía en la prensa la siguiente venta:

Se vende la de Salvatierra de Alava compuesta de planta baja y cuatro pisos; habitaciones independientes; tiene limpia moderna compuesta de los aparatos más perfeccionados; cuatro pares de piedras de "La Ferte" cilindros, compresores, sasor, cernedurías, etc...

Su cauce que conduce las aguas desde su nacimiento y los derechos al aumento de éstas según consta en las escrituras ; las de los presas que le pertenecen y los almacenes y panadería mecánica en comunicación interior con la Fábrica, con dos hornos, graneros y espaciosos depósitos en la parte superior de éstos.

Un edificio conteniendo una máquina de vapor de veinte caballos, funcionando perfectamente en las épocas de sequía y hermosa chimenea de ladrillo de reciente construcción.

Una huerta a la parte del Norte de la Fábrica que forma una isleta entre los ríos y un prado con varios nogales.

Hay  Estación del Ferrocarril del Norte y mercado semanal en la localidad.

La subasta de dicha finca, se celebrará en Vitoria el día 10 de Junio de 1897 en el despacho de Don Sebastián de Abreu en la Calle Postas 30 - 2º, a las once de la mañana, siendo el precio fijado para la subasta de treinta mil pesetas.

Las proposiciones que no cubran la tasación, no serán obligatorias, reservándose los vendedores en examen y resolución.

Para informes dirigirse en Vitoria a Don Sebastián de Abreu y Don Marcelino Florez y en Salvatierra a Don Juan P. Sesé.

Salvatierra a 22 de Mayo de 1897.



MOLINO DE SAN JUAN O DE SAN MARTIN

Jesús Ruiz de Larramendi en su libro Ohitura nº 6 – Salvatierra Agurain – Destellos de un siglo de historia, lo describe de la siguiente forma:

Este molino, que ha subsistido sobre todos los demás que ha construído en su pasado la Villa, es merecedor de investigar su tradición y conocer sus estructuras en la actualidad.

El cuaderno de ordenanzas de la Agurain del año de 1537, en el preánbulo, sobre el encargo de hacerlas dice:

“..de bystar et ver los coadernos que abir e libros de hordenanzas antiguos y nuevos hechos y hordenados en diversos tienpos e quitar do dellos lo que nos parece deser en perjuicio y no probechoso tomando lo mejor y la parte mas sana y mas util a la rrepublica...”.

En el título X trata del ordenamiento de los molinos, los que se “tomaban en rrenta e fialdad”, el molino de Hurguti y otros y continúa:

“...que para conserbar et goardar el huso e costunbre que fasta agora se a goardado en la villa de tiempo ynmemorial a esta parte por tanto la dicha costunbre como buena e loable et necesaria mandamos que se guarde....”.

En el título mencionado que se compone de trece de Hordenamientos, se cita al molino de Hurguti y otros, siendo nombrado especialmente al que dedicamos este trabajo al decir “...em las rruedas de su señor San Martín (se encuentra el molino en el Barrio o Eras de San Martín).”

Al ser asequible la consulta y tan dilatada la extensión de las disposiciones, que rebasarían más espacio de lo deseable, sin citar otros datos históricos, éste trabajo se limita a exponer su situación, elementos del molino, el edificio y sus servicios.

El agua que mueve el molino procede de los manantiales nacientes en el monte Sotos y Vargas. Estos son conducidos por el cauce que al penetrar en la Villa se infiltra por el espacio entre las paredes de las huertas de las eras de San Juan y sigue subterráneo bajo edificios industriales atravesando después  bajo un puente de la antigua carretera nacional 1 para continuar por el sótano de la casa y antigua curtiduría de don Crispin Gómez y por el puente del camino que desde la carretera de Zuazo se usa para desdecender de las Eras de San Martín, cuyo costado se consolida con la pared y abertura del puente por el que desemboca el agua del cauce en la presa.

La amplia presa, que en la parte superior es igual al nivel del suelo colindante, está construída excavando la tierra y la roca para conseguir el espacio necesario para depositar la cantida de agua precisa para la continuación de la molienda en la jornada.

La parte sur de presa corresponde al lao del mencionado camino, el este limita con la carretera de Zuazo, paralela y próxima al recinto amurallado, al oeste, con el promontorio que desciende de las Eras de San Martín y al norte es donde se encuentra el molino.
   
Todas las paredes son de mampostería de sólida construcción con piedra de buen tamaño y dureza. En las paredes de ambos lados, junto al camino y cerca de la desembocadura, dispone de varias piedras blancas, calizas, de fina labra y con inclinación hacia la presa para lavar la ropa, en la posición de rodillas y a la interperie.

Últimamente, en la pared del norte, descentrado hacia el lado derecho y en la parte superior, se encuentra el “sobradero” del agua cuando se llena la presa, la que forma una cascada de unos 7 metros y medio hasta caer al cauce que se desliza lamiendo la pared de la casa molino y donde toma y recibe el nombre de río Aniturri (Ariturri) el que discurriendo entre las huertas y el agua que conduce la emplearán para el riego en ellas los días y horas que en las Ordenanzas tenían asignados.

También se utilizaba para lavadero en forma idéntica a como se ha expresado anteriormente en la presa, en otros dos lugares, el primero según se baja desde el cantón de Lope de Larrea (antiguamente llamado de San Sebastián), descendiendo por la calle que se dirige a las piscinas municipales, por donde al frente de ellas pasaba el río y estaba situado el lavadero, y el otro en las Eras de San Jorge junto a la carretera de Zuazo para continuar hasta la presa de la mencionada fábrica de harinas, para seguidamente desembocar en el río Zadorra.

    
En la misma pared del norte de la presa, en el lado izquierdo, dispone de amplia abertura de unos 2 metros y medio por uno de anchura para dar paso del agua de la presa al cubo y que para impedir la entrada de ramas, abarras y otros objetos, se ha protegido con reja de hierro, con los barrotes lo suficiente cercanos para impedirlo.

El cubo es comunicante del agua entre la presa y el molino, sus paredes se entraman con los de la presa y es anexa al edificio del molino; el diámetro interior es de 5 metros y de siete y medio el total exterior y con aumento muy considerable en su declive para su solidez y contención hasta el exterior.

Para el suelo tiene colocadas grandes losas con inclinación desde la apertura de la presa hacia la boca de salida de 1,05 x 0,55 m. provista de una reja de hierro cuadrado de 30 mm. y hembras formando un enrejado a cuadros de unos 0,10 metros para impedir el paso de materiales o cosas hacia las cerrajas de salida del agua.

La altura máxima del cubo es de 5 metros interior.

Desde la dicha reja y atravesando las paredes unidas del cubo y del molino aumenta la pendiente abocinándose el espacio hasta la apertura que está cerrada de piedra y que para la salida del agua dispone de dos “cerrajas” metálicas que se gradúan para la salida de la que golpear a cada rodete para mover la piedra a la velocidad conveniente.

Para conseguir la unión, aproximando la edificación de la casa al cubo, se realizó y ruptura de la roca del cerro que desciende hacia la parte llana del barrio o Eras de San Martín.

La casa – molino dispone de sótano, planta baja, un piso y desván y se encuentra la zapata del tejado próxima en su elevación con la parte superior del cubo.

La primera crujía de la casa está dispuesta con toda su estructura para la instalación de la maquinaria del molino, incluido en dicho espacio el sótano.

Al servicio de la actividad se halla destinado el siguiente tramo hasta la división con el portal, donde dispone de una puerta de paso a la vivienda y en la fachada principal, una ventana enrejada y amplia puerta de dos hojas por la que entran los costales con el grano y se sacan después de moler.

La base del molino se instala en el sótano, construido bajo el suelo del molino rompiendo la roca, cerca de la pared y una a cada lado del saliente del abocinado por el que penetra el agua, se asientan en el suelo los extremos de las piezas de hierro que soportan en el lugar preciso donde se sitúa el “zarrapo” pieza de bronce en la que gira el punto del árbol y que dispone en el centro el entrante circular donde penetra el punto del “árbol” giratorio y al otro terminal de ambas piezas, para impedir su desplazamiento lateral se han introducido en el suelo a sus lados dos piezas de hierro sobresalientes que las sujetan y finalmente por medio de una varilla de redondo de 24 mm. engarzada al final y que prolonga traspasando el techo del sótano para colocar conveniente del piso, uno a cada lado introducida por el oficio correspondiente, la varilla roscada en el “aliviador” y que por medio de una tuerca unida a su volante va a graduar la holgura entre las piedras llamadas “solera” y “volandera”.

Encima del piso se encuentra colocada a la izquierda la piedra negra de 1,30 metros de diámetro que se emplea para moler los “mestos” (mezcla de especies de cereal propias para pienso de ganado) y a la derecha la piedra blanca  de 1,38  m. la que se destina para molturar el trigo, las cuales reciben el nombre de “solera” y son fijadas sobre el suelo y alrededor con cascotes y yeso, nivelados con unos 2 centímetros y resalto con el suelo y centradas a plomo con el centro circular del “zarrapo” el que se ha transmitido y señalado en el techo superior, en posteriores opereaciones de aplomado como punto de referencia.

A ésta pieza de madera del eje que soporta el rodete y que gira sobre el punto de hierro para el movimiento de la piedra volandera, llamada árbol, se le acopla el “rodete” nivelado, que gira sobre el mentado “zarrapo” y a la medida necesaria para que el agua que sale por la “cerraja” , que es el armazón metálico para dar paso al agua al abrir las puertas correderas y que al golpear en el rodete mueve el eje, moviendo las aletas del rodete para darle impulso.

La largura del referido árbol es desde su punto de apoyo, hasta rebasar a la piedra solera, la que dispone en el centro de un agujero circular de 0,29 m. por donde penetra el eje metálico torneado para después  colocar la caja de hierro fundido de forma octogonal con cuatro compartimentos en los que se introducen tacos de madera de peral, encina o similar , los que se acoplan a la curva del eje, los cuales prestan el servicio de cojinete y con otros tantos espacios alternativos que se llenan de cotón empapado de grasa consistente con el fin de lubricar el lugar de rozamiento de las piezas de madera, quedando todo cubierto  con su tapa propia bien ajustada para evitar que penetren partículas de grano o polvo.

Esta caja cojinete ha de quedar fijada con yeso dentro de dicho agujero, unos 3 centímetros más bajo que la parte superior de la piedra, siendo preciso que el eje esté bien aplomado y la caja a nivel.

En la parte superior del eje se introduce en la espiga al efecto la pieza llamada “mariposa”, se trata de una pieza de hierro que se asienta sobre el eje y encima de ella se coloca la piedra volandera, a la que porta y al girar produce la molturación del grano, ésta piedra “volandera” dispone de encaje en su centro para la “mariposa”.

Con anterioridad a dar a conocer las varias partes del molino que se superponen sobre las superficies correspondientes, es conveniente conocer cuanto constituye el formato estructural exterior.

En contacto con el poste de madera que soporta la viga de la crujía, se levanta el frente de 0,66 m. sobre el que se asienta la plataforma de 1,57 m. de fondo, a la que se sube por una escalera situada centrada.

En esta superficie descansa la delantera hasta alcanzar la altura de las piedras “soleras” reducido su resalto con la altura de 0,98 m. a donde se sube con la escalera de madera de 0,60 m. de anchura la que está colocada centrada en línea con la anterior y en frente del medio entre las dos piedras.

A ambos costados y el frente de este plano, se ha rematado con tablones de roble de 0,22 x 0,09 m. de escuadría y cepillados, colocados rasante con la albañilería y el suelo; además, desde el contacto con el de adelante hasta la pared del fondo y centrado entre las piedras, otro de la misma escuadría para su separación. El suelo, desde el tablón frontal hasta el centro se cubierto con la tarima y a continuación sigue de albañilería.

Centrado con cada juego de piedras y en contacto con la “solera” dispone de una apertura para la salida de harina por cada orificio redondo de 0,12 m. de diámetro, cuya mitad se desbasta a la madera frontal y el tubo abajo sobresale unos centímetros para que la harina caiga al arca correspondiente.

Estas dos arcas se encuentran en contacto y sujetas al dicho frente y son iguales, miden 1,20 por 0,50 metros de anchura y 0,63 de altura.

Junto a cada arca y a los lados de la escalera están situados los graduadores de la abertura de las “cerrajas” del agua que pone en marcha y gradúan con independencia entre sí la cantidad de agua que sea precisa para producir la excelente calidad de harina a través de las piedras del molino.

Para concluir la exposición de los elementos que componen éste molino, hay que citar el cajón de forma octogonal que con la mínima holgura cubre la piedra “volandera” en su perímetro y en la cubierta aumenta hasta 0,10 m. la separación de la mencionada piedra para su refrigeración a través del orificio central de 0,30 m. de diámetro que además sirve para la entrada del grano que se ha de moler.

Para que ésta introducción sea regulada es necesario que encima de la cubierta se instale un armazón sobre el que se coloca la tolva a la que en lugar de la salida del grano en su parte de abajo se le colca el “cazarro” , que es el aparato que regula la salida del grano de la tolva por el orificio del cajón y la piedra “volandera” para que infiltrándose entre las dos piedras sea molido y salga del cajón sin desperdicio por el lugar dispuesto desde la que cae el arca, de donde el molinero las recoge y echa al costal en la misma plataforma y después se retira cogiéndolo al hombro desde el suelo, para cargar en el carro, caballería o dejar almacenado en el local.


En la parte de abajo se observa el estanque la balsa donde se almacenaba el agua que movía el molino de San Martín a principios del siglo pasado.


También al fondo, junto a la pared y a uno y otro lado del plano superior, se encuentran las “tenazas” que son el armazón para elevar la piedra volandera y dar la vuelta; estos aparatos giran sobre el “zarrapo” fijado en el suelo en el que se introduce el punto del quicio, que dispone en la parte superior de una espiga de unos 120 mm. de diámetro la que penetra en el techo y de su brazo horizontal saliente pende la tenaza que se destina en ambas para levantar las respectivas piedras volantes, para picarlas y las “soleras”, para renovar los tacos de madera de los cojinetes, engrasar y otros reparos.

Entre las herramientas que se usan en la molienda están: cinceles varios, puntero, maceta bujarda, pica para labrar las piedras, martillos, tenaza, nivel, plomada paleta, llaves fijas y llaves inglesas para los trabajos de mantenimiento, el cogedor y el capazo para manejar los granos, harinas, etc...

Para medidas se usa el metro y para pasar la báscula y sistema decimal en las medidas cúbicas y también las antiguas, media fanega, cuarta, celemín y medio celemín.

El cobro del importe de la molienda se pagaba a voluntad del interesado, en especie o en dinero.

También ocurrían casos en el que la mujer (bolsera de la economía familiar, muy común en nuestra comarca) le entregaba el dinero para pagar el coste del moler y que en algunos casos a propuesta del interesado, el molinero se lo cobraba en grano, para así disponer del pecunio para sus pequeños gastos.


LA CASA DEL MOLINO

El edificio está construido en piedra de mampostería, con los esquinales de piedra blanca de la cantera de Arrigorista, la fachada, revocada terminada con tirolesa y que con la importante reforma por los años de 1942 y con ocasión de esta obra, se ampliaron las dimensiones de las ventanas y se redujo a 0,90 m. de anchura, la que había de ser la puerta principal para entrar al portal, en sustitución en el lugar de la amplia puerta de quicio de armazón y tabla de roble, con clavos de hierro adornados con escudos y cabezas artísticas y dentro de ella la clásica en dos medias, partida por el centro en forma horizontal y por la que se entraba con los carros hasta el interior del local del molino.

En el reparto de la planta, además del ya conocido lugar del molino, se encuentra el portal en el que hay dos puertas laterales, una hacia el ya citado compartimento y la otra que conduce a la cuadra y enfrente de la puerta principal la puerta cancela vidriera de dos hojas por la que se pasa al vestíbulo para ascender por la escalera al piso de vivienda.

Para poder formarse la idea exacta de cómo era antiguamente, es preciso explicar que el portal se consiguió reduciendo el local del molino, desde el que a través del marco con su puerta se entraba en la cuadra y para subir a las habitaciones por la escalera la que cerraba a su iniciación con una puerta provista y de cerradura, para cerrar la vivienda e impedir el paso del polvo del molino.

La ya citada cuadra comprende todo el perímetro de la casa desde la parte de adelante hasta la trasera con una anchura de 3,5 metros y se destinaba para la caballería que se empleaba para traer y llevar los costales de la clientela para moler y el corsetín para criar el ganado de cerda, gallinas, etc..., dispone de de ventana enrejada encuadrada como las demás con macheta en la fachada principal.

En el primer piso dispone de cocina, dispenda, comedor, cuatro dormitorios y baño, todo terminado en buena construcción y además un gran desván.

La cubierta de la casa es de madera de roble terminada con teja roja curva.


RUEDAS DE SAN MARTIN

Trabajaba con dos piedras, blanca y negra, y sus guardapolvos o costaneras tenían forma octogonal. Tanto este molino como el desaparecido de Urgutxia fueron municipales hasta comienzos del siglo XIX en que se privatizaron. En la actualidad se halla desmantelado y convertido en vivienda.

Se encuentra a mano izquierda del puente entrando por la antigua carretera nacional desde Vitoria en dirección a Irún, debajo de un aparcamiento, lugar que ocupó en su día el cubo.


HISTORIA DE LA RUEDA DE SAN MARTIN

Cuando en 1446 el Concejo de Salvatierra compra la rueda de Santa María a sus dueños porcioneros se afirma también en la escritura que:

“...bien así a Joan Lopes de Çuaçu que eso mismo le compramos las su rueda de Ygusquiça...”

(AMA- Archivo Municipal de Agurain caja nº 8 nº 15 del año 1446)

Podría tratarse de esta misma rueda, aunque no tenemos datos que lo puedan confirmar.

En el año 1552 se arrendaba esta rueda a Pedro de Segura por 6 años, haciéndose cargo de todas las obras necesarias que afectarán reposición.

En 1573 toma en remate la rueda el matrimonio compuesto por Pedro García de Onraita y María Juana de Apellaniz, por un año y renta de 59 fanegas de trigo.

En 1584 lo había tomado en remate Pedro López de Aguijosa, con renta de 80 fanegasde trigo, quien llega al acuerdo con el rodero de Urgutxia, Juan Saez de Segura, con la misma renta , de que éste se hará cargo de los 2/3 del pago de la renta y de la asistencia en las dos ruedas, mientras que Pedro asumirá el tercio restante. Harán el mismo trato con las ruedas de Oiarro y Oiarro Antequera de Araia, que también traían en renta.

En 1597 el Concejo de la Villa encarga a Martín de Ugalde, cantero y vecino de ella, la saca de 200 varas de piedra blanca de:

“debaxo de la peña de aragorrista ençima del soto de Opaqua”, de media vara de alto por otra media de ancho, por lo menos. “que al presente son neçesarias para el adreço del calçe del molino de San Martín de la dha. villa de Salvatierra en el rreparo que sse a de hazer junto a la hermita de Santa Barbara. Por estar el dho. calçe quebrado y en mucho daño de la rrepublica”.

Se paga la vara a 25,5 maravedíes.

En 1598 la rueda a remate por 8 años Francisco Martínez de Arexpe, Juan Fernández de Ocariz y Martín López de Roitegui, vecinos de Agurain, con renta de 86 fanegas de trigo.

A finales de 1605 encontramos como arrendadores de este molino a dos molineros: Juan Fernández de Ocáriz y Hernando de Legorreta. Por  estas fechas dicata Ayuntamiento la normativa de entregra ½ celemín por cada fanega molida a la Villa, y otro ½ para el arrendador.

En 1607 Diego Saez de Segura que desde hacía dos años era arrendador del vecino molino de Urgutxia, toma también este molino en arriendo por 70 fanegas anuales durante tres años. En 1610, tenemos a los dos hermanos molineros como inquilinos de sendos molinos, pagando por cada molino 40 fanegas al año, Pedro el más joven, casado con María de Ibarreta y Juan Saez de Albeniz, casado con María Arriola, todos vecinos de Araia. Aunque no se explica el porqué, se dice que los hermanos “quebraron”.

Así las cosas, en el remate celebrado el 13 de Enero de 1611 Martin López de Mendia, será el nuevo inquilino del molino por 50 fanegas de trigo al año. En el traspaso de ambos molinos y el consiguiente peritaje des estado en que se encontraban actúa como perito Juan de Araya, vecino de Araia y “maestro de hazer rruedas”, tasando la vida que le quedaba a cada una de las piezas más importantes de los molinos y entre ellas menciona la linterna, clavija, palanca y pisones de “las azeinas”, lo que nos da pie para poder afirmar que los dos molinos lo eran de eje horizontal.

En Octubre de 1621 Bartolomé Ruiz y Juan de Araya, ambos vecinos de Araia, se obligan ante el Concejo de Agurain a labrar “entrambos molinos dos azeñas de Buen robre”. En la rueda de Urgutxia colocarán además un uso de roble. Se comprometen a finalizar el trabajo en un plazo de 15 días, por la cantidad de 20 ducados aportando la Villa todos los materiales necesarios de madera y clavazón.

Es tomada la rueda a remate el día de San Miguel de 1630 por Martín López de Heredia y María Martinez de Ilarduya, juntamente con Juan Diaz de Echabarri y Ana Fernández de Acilu, vecinos todos de la Villa, por un año y precio en el mismo de 97 fanegas de trigo, más otras cuatro para los regidores. Pero no van a clocluir el arrendamiento porque lo cederán en Diciembre del mismo año a Pedro López de Oreinaga Mendíjur en las mismas condiciones, debido a la “esterilidad y pocas agoas que asta agora avia avido”.

Hacia el año 1640 el molinero de los dos molinos era Martín Ortiz de Zalduendo, vecino de la Villa, quien los había tomado por seis años, pero al final de este periodo se encontró con una deuda al Concejo impagable de 30 fanegas y media de trigo. En vista de ello acude a María de Vidania vecina también de Agurain, para que tomara a cuenta dicha cantidad del Arca de Misericordia. En estas el molinero Martín se muere para disgusto de Doña Ana que, malamente, tendrá que buscar con prisas 19, 5 fanegas que era lo que debía el finado molinero, tal y como figura en el Archivo Municipal de Agurain.

Lázaro Pérez de Albeniz, vecino de Araia, coloca en Noviembre de 1645 una piedra en cada uno de los dos molinos de la Villa:

de la cantera Bieja de los montes desta dha. Villa y su lugar de Galarreta” por 26 ducados. Era el rodero Juan de Arrízala y en el de Urgutxia Esteban de Lezea.

En el remate celebrado el 5 de Octubre del año 1659 lo toma en arriendo Mariano Pérez de Arrizala por 40 fanegas de trigo al año.

En el año 1699 toma las dos ruedas en remateJuan Ruiz de Eguino, vecino de Albeniz, por 6 años. Los tasadores Pedro Ruiz de Eguino, vecino de Araia, por el Concejo, y Miguel de Zufía, vecino de Agurain, por el rodero, dan un valor a la maquinaria de San Juan de 2.182 reales, y a la de Urgutxia de 1835.

Como curiosidad, ya que destacar que el grosor de las piedras fue directamente dibujado sobre el papel de la escritura. A la conclusión del arriendo en 1705, el valor respectivo de os mecanismos será de 2.335 y 1.171 reales.

Presumiblemente, en el año 1717 arrienda los dos molinos de la Villa Juan Ruiz de Eguino hasta el día de San Miguel de 1723, fecha que entra como molinero Mateo de Albizu, hasta el año 1729 “rodero” hasta esta fecha en el molino privado de Orrago en Albeniz, donde lo encontraremos de nuevo en 1731.

El precio, 68 fanegas de trigo bueno, limpio y seco al año. Como era práctica habitual, al cambiar de inquilino en los molinos se hacía una tasación de las piezas de la maquinaria para que la parte correspondiente abonara a la otra la diferencia con respecto a la última tasación. Esta se realizó el día 22 de Diciembre de 1723. La maquinaria del molino de Urgutxia se valoró en 1311 reales y la de San Juan en 1642.

Interesa este documento de forma especial porque explica claramente que ambos molinos eran todavía aceñas con dos juegos de piedras.

Una de las piedras blancas de cada rueda era de Usurbil.    

El 9 de Julio de 1741 lo arrendará al municipio por un periodo de 6 años, Juan Martínez de Albeniz, a un precio de 60 fanegas de trigo por año. Vuelve a arrendar los molinos el mentado Juan Mtz. de Albeniz al menos en 1753 por otros seis años, hasta que en 1759 es arrendado junto con el de Urgutxia por dos molineros en comandita: Gregorio Martínez de Lahidalga, natural de Antoñana y Antonio Cuevas, natural de Santa Coloma, al precio de 74 fanegas de trigo durante 6 años, comenzando en San Miguel.

En nueva subasta del año 1795 se hace con los molinos Francisco Mendía.

En 1799 Pedro Mendía, que al parecer ya había trabajado con Francisco en el anterior arriendo, toma los molinos por 118 fanegas de trigo al año, en remate celebrado el 18 de Octubre, 61 de los cuales correspondían a este molino. Cobrará por la moltura 1,5 libras por arroba de cualquier grano, y 2 si, por falta de agua hubiere de moler en otros molinos (como el de Araia).

Las ordenanzas proteccionistas de la Villa prohibían sacar grano para ser molido en otro lugar que no fuera Salvatierra exceptuando al molinero  o molineros arrendadores. El incumplimiento de dicha normativa por parte de un vecino le lleva a presentar denuncia.

La tasación al uso no se realizará hasta el 8 de enero del año siguiente, valorando la maquinaria de Santa María en 1624 reales y 17 maravedíes y el de San Martín en 1.095 reales. Los tasadores fueron los molineros Manuel Albizu, vecino de Araia y Melchor Iñiguez de Heredia, vecino de la Villa.

En 1803 lo toma a remate por 2 años Manuel de Mendía, vecino de esta población, con paga de 50 fanegas de trigo, y unas mismas condiciones anteriores.

PRIVATIZACION DE LOS MOLINOS DE AGURAIN

El 17 de febrero de 1810, tras una larga historia como molinos concejiles, son privatizados los dos, para poder sufragar los gastos de guerra contra los franceses. Los compró Julián Ruiz de Ibarreta, abogado y vecino de Zalduendo por 26.824 reales.

En 1830 muere éste y los molinos pasan a su mujer Juliana López de Vicuña. Esta los vende a su hermano , Pedro López de Vicuña, abogado y vecino de Vitoria, el molino de San Martín.

El nuevo propietario entablará pleito en 1844 contra los propietarios de las huertas de Urzabal por uso del agua por parte de éstos para regadío, no pudiendo trabajar el molino.

Así mismo presentará el 8 de Abril de 1845 una denuncia contra Juan de Landache, molinero en Zuazo, por entrar subrepticialmente a la Villa y llevar grano a su molino .

Por ello será condenado a pagar una multa de 50 ducados. La polémica del grano aquí y allá se prolonga al menos hasta 1851.

Molturaba en 1856 la cantidad de 4.200 fanegas de grano entre trigo y maíz, durante el medio año en que estaba funcionando, con una potencia de 8 CV.

Para el año 1865 este molino había sido comprado por Lorenzo López de Alda, quien denuncia el 21 de Diciembre a una serie de vecinos que aprovechaban el agua del calce para regar las huertas. La normativa al respecto era tajante y desde muy antiguo: tenían preferencia siempre los molinos desde el día de San Martín al de San Juan. No obstante, en 1891 rebrotaba la polémica.

El 18 de Mayo de 1888 su nuevo dueño se queja al Ayuntamiento y a la Diputación por el aumento en la contribución que debía pagar, de las 80 pesetas de 1866 a las 666,6 que le endosaron (número realmente demoníaco, pensaría él). Al decir de la gente, este molino producía al año 70 nada despreciables fanegas de trigo. El propietario afirmaba que no era para tanto. Se le rebajó la cuota porque en el año 1888 fugura como molinero Damaso garcía Ocariz, natural de Acilu y fallecido en 1897, pagando 41,40 pesetas.

En el año 1897 la molinera era Agueda Martínez de Estívariz, la viuda de Dámaso, pero quien en realidad lo explotaba era su hijo Angel Martínez de Estivariz, quien pide al Ayuntamiento se ponga a su nombre la Matrícula Industrial y, además, se le rebajen las 52,32 pts. de la cuota, dado que otro molinos más potentes de la zona pagaban menos que él.

En el año 1906 seguía pagando las 52,32 ptas. los mismos que pagaba la Fábrica de harinas en que se había convertido hacía varias décadas, el viejo molino de Urgutxia. El hijo de Angel, Pablo García Fernández, ejercerá también el oficio de molinero pues en 1904 tenía subarreando el molino de Zuazo, propiedad de Ricarda Beobide Beltrán de Heredia.

El siguiente y último propietario y molinero de quien tenemos noticia es Felipe Viana Legorburu, a quien el Ayuntamiento compró la presa y el cubo del molino para terminar sus días como tal. En sus últimos días trabajaba con una piedra blanca de 1,40 m. de diámetro y otra de 1,30.


TOPONIMIA MOLINAR DE AGURAIN

BORI EZQUERRA – Izquierda del molino  (Arrizala)
BORIALDE -  Al lado del molino (Agurain)
BORIOSTEA – Detrás del molino (Eguileor)
ERROTALDE – Donde la rueda (Eguileor y Alangua)
ERROTAZARRA – La rueda vieja  (Eguileor)
ERROTAZAR, RIO – Rueda vieja, río (Agurain)
ERROTAZPI - rueda (Agurain)
MOLINO DE GACEOCamino del – (Agurain)
MOLINO SAN JUAN – (Agurain)
MOLINO SANTA MARIA – (Agurain)
MOLINO ZUAZO, Camino del – (Agurain)
RECALDEA – La parte del arroyo (Agurain)
RECANDI – Arroyo grande (Eguileor)
ROTALDEA – Al lado de la rueda (Agurain)
ROTAZAR –  Rueda Vieja (Eguileor) (Agurain)
URGUTXI -  Arroyo menor (Agurain)
URZABAL  - Remanso de agua  (Agurain)


BIBLIOGRAFIA:

Archivo Municipal de Agurain
Jesús Ruiz de Larramendi
Victorino Palacios
Jesús María Alday
Kepa Ruiz de Eguino “toponimia de Agurain”

Maite Ibañez - Mª José Torrecilla y Marta Zabala - ARQUEOLOGIA INDUSTRIAL EN ALAVA


Fotografías:


Don Antonio Lafuente
Jaso Ruiz de Alegría
Txumari Garagalza
Roberto Eguino.


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