Angel Ruiz de Azua (II)
Ángel Ruiz de Azua fotógrafo
Ángel Ruiz de Azua Elizondo – fotógrafo
Salvatierra–Agurain - 1948
Fotógrafo nacido en Agurain (Álava), en 1948. Autodidacta. Se inicio en la Fotografía viendo a su "aita" captar con su cámara las cosas que pasan - porque suceden,... cuando uno se fija
Angel Ruiz de Azua Elizondo ha fotografiado durante años a muchos de los grandes de todos los ámbitos artísticos, escritores, deportistas, políticos.
Angel ha sabido plasmar como nadie a los mejores escultores de Euskal – herria como Oteiza o Chillida, escritores como Bernardo Atxaga o Reverte, a los grandes deportistas como Eddi Mercks o Indurain , montañeros como Edurne Pasaban y Juanito Oiarzabal o las grandes epopeyas del Athletic, del Alavés o de la Euskal Selekzioa, al campeón de pelota Retegui o las tradicionales traineras.
Ha fotografiado las principales fiestas como los Sanfermines o las mayores tragedias que han ocurrido en nuestro país en los últimos años.
Su sensibilidad innata y su exuberante intuición son fieles compañeras de viaje de Ángel Ruiz de Azua, fotógrafo y reportero.
las cosas que pasan - porque suceden,...
"La mano que parece aferrarse a la ventana fue todo un símbolo"
En el lugar de la entrevista, de una rama cuelgan restos de un jersey. Una escena trivial si no fuera porque muchas prendas pendían también aquel día de los árboles pelados. Autor de alguna de las mejores instantáneas de la tragedia, el fotógrafo Ángel Ruiz de Azua fue uno de los primeros en llegar al lugar.
La foto de portada de DEIA de aquel día estremecía. ¿Qué quiso decir con aquella imagen?
La elegimos para portada por ser el símbolo de la tragedia. Era como la mano que intentaba aferrarse a la ventana para salir, intentando salvarse. Era una de las más discretas porque lo que había allí era terrible.
Hoy se hubieran podido hacer esas fotos, ¿hubieran tenido acceso?
Me colé allí como un efectivo de la Cruz Roja. Pero intenté, sobre todo, no recrearme en la tragedia. El periódico se ha caracterizado siempre por no ahondar en el morbo y si había un accidente mortal, preferíamos sacar siempre la sábana en lugar del fallecido. Así que yo iba con el chip de no ser extremadamente desgarrador. Pero desde luego, ha sido el accidente más duro que he cubierto en casi 40 años de profesión. Tenías que andar con cuidado porque podías pisar algún resto.
Cuéntenos cómo logró colarse.
La redactora Macu Alvarez y yo íbamos a cubrir una información a Arrigorriaga. Viajábamos en un Simca 1200. Y justo al llegar al puente, oímos por la radio que un avión había dejado de comunicar con la torre de control. Aquello nos puso en alerta y enfilamos hacia Sondika. Ya por el camino, nos enteramos que el avión se había estrellado en el Oiz. Cuando nos acercábamos, una montaña de humo nos dirigió hacia el lugar. En Trabakua nos pararon porque no se podía pasar. Estaban llegando los servicios de emergencia y justo apareció la Cruz Roja y un conocido de esta organización me prestó el peto, la mochila... Así fue como entré a aquella zona cero.
Y entonces apareció el horror.
Era dantesco. Parecía la bomba atómica. El avión había dejado un surco de 300 metros de anchura. Los pinos estaban pelados, veías vísceras colgadas de los árboles, algún cuerpo calcinado. Y sobre todo me acuerdo que dominaba un olor espantoso, una mezcla de carne y queroseno quemado... Y mucho silencio.
¿En los siguientes días les dejaron pasar a la zona?
Sólo estuvimos allí aquel día. Apuré todo lo que pude porque no dejaba de sonar el mensáfono, entonces no había móviles. Era Adolfo Roldán, el subdirector, que pedía que fuésemos a la redacción con el material que tuviéramos porque había que sacar una edición por la tarde.
Y después casi pierde las cámaras.
Sí, paramos en Trabakua a comer un pintxo y dejé colgada la mochila, los rollos los llevaba en el bolsillo de la chamarra pero saqué las cámaras de la mochila y entré al wáter con ellas. Menos mal porque cuando salí la mochila había desaparecido.
Le pilló mentalizado. Usted ya había pasado por algún accidente gordo.
En agosto de 1970, tuve que revelar el choque de trenes entre Urduliz y Plentzia con treinta y tres muertos. Luego en el 83 ocurrieron las inundaciones y en diciembre cubrí otro accidente aéreo. Íbamos al partido de Athletic y por Somosierra nos enteramos del accidente y fuimos directamente a Barajas.
EL GOL DE ANDONI GOIKOETXEA
(foto de ANGEL RUIZ DE AZUA)
El gol de Andoni Goikoetxea al Lech Poznan en La Catedral permanece aún fresco en la memoria colectiva del Athletic: "Fue una auténtica explosión de alegría la que experimentamos tanto la afición como yo mismo. Veníamos de perder en Polonia por 2-0 y abrí el marcador cuando apenas llevábamos diez minutos de juego.
Horas antes, además, se había conocido la sanción de 18 partidos que me habían metido por la entrada a Maradona".
Los bilbaínos solventaron posteriormente este cruce de la Copa de Europa 1983-84 con goleada por 4-0. Sola, de penalti, Noriega y Urkiaga completaron el tanteador. La imagen de Goiko tan bien plasmada por el aguraindarra Ángel Ruiz de Azua, fotógrafo de Deia, se ha convertido en un auténtico icono rojiblanco.
"Aquel gol e incluso aquel encuentro llevaban una carga de emotividad añadida. No solo suponía abrir la puerta a la esperanza. Se trataba de una especie de rebelión ante la injusticia que tanto el equipo como el público y yo mismo entendíamos que se había cometido. No tengo palabras aún para expresar las sensaciones que experimenté cuando al acabar el choque mis compañeros me sacaron en hombros", explica Goiko.
Fotos de Ángel Ruiz de Azua
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